De cómo los críticos taurinos cambiaron el toreo en Las Ventas

Carlos Ilián, periodista de la revista Marca, narra cómo fueron los años cumbre de la crítica taurina. En las décadas de los sesenta y los setenta, empieza en Madrid un movimiento, liderado por Vicente Zabala Portolés y secundada por Alfonso Navalón y Carlos de Rojas, entre otros, que pone de manifiesto la exigencia de la Plaza de toros de 'Las Ventas' en cuanto a las características del toro se refiere.

Lo que los críticos taurinos demandaban

La búsqueda de un toro encastado, con trapío, con bravura, que tenga el tamaño adecuado y la edad correcta, comienza en Madrid a raíz de la petición de estos críticos que no se conforman con cualquier animal que salga al ruedo. Aunque esta particularidad se traslada paulatinamente a otras plazas de primera, es en Madrid donde mantiene toda su fuerza y su firmeza.

"El cambio de la crítica taurina ha sido tremenda. Yo he formado parte de la generación de la crítica taurina que cambió el toreo, en los años setenta, que puso el toreo en su sitio".

Los aficionados madrileños rápidamente acogen estas distinciones del animal bravo, y acaban pidiendo ese toro y no conformándose con menos. El 'torismo', es decir, la idea de que lo importante es el toro, sus características y su comportamiento, y que debe ser el torero el que se adapte al toro, es el bastión de la Plaza de toros de Las Ventas.