Un crucero. Un cóctel en tu playa privada. Una vuelta al mundo. Lencería. Joyas. Coches de lujo. Cenas en restaurantes exclusivos. No, no hablamos de un anuncio de Loterías y apuestas del estado. Estamos hablando del enorme abanico de posibilidades de una tarjeta opaca. Y si no, mira el vídeo.