Tenemos una buena noticia y una mala. La buena es que hemos localizado la gasolinera más barata de Madrid. La mala es que está saturada y los vecinos están hartos. Con unos precios de 90 céntimos el litro de gasóleo y de 1,06 € la gasolina sin plomo, los conductores acuden en masa. Pero la gran afluencia de coches que hacen cola para repostar, con unas esperas de hasta 20 minutos, hace que el cruce de las calles Cantalapiedra con el camino de Valderribas, que ya de por sí tiene su complicación, se haya convertido en una ratonera.
Los vecinos se quejan de ruidos y contaminación desde muy temprano, así como de problemas de seguridad para personas con dificultades de movilidad.