Ruta de senderismo por La Pedriza
Un recorrido desde Manzanares el Real hasta el pico del Yelmo a través de las mágicas formas de sus rocas
Madrid desde el aire nos acompaña a través de uno de los escenarios más populares y mágicos del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, La Pedriza. Una ruta que arranca a orillas del embalse de Santillana, recorre las calles de Manzanares el Real, remonta el río Manzanares por la Garganta de la Camorza y asciende hasta la Peña del Yelmo entre tesoros pétreos.
Comenzamos nuestro recorrido junto al embalse de Santillana, lugar que veremos desde el final de nuestra ruta desde una perspectiva muy distinta. A pocos pasos nos adentramos en la localidad de Manzanares el Real, donde somos testigos de la monumental y épica silueta de su castillo.
Cruzamos el río Manzanares por el Puente Viejo, construido en granito, la piedra que es protagonista del paisaje que nos envuelve. Desde aquí remontamos el curso del río y llegamos a la ermita de Nuestra Señora de la Peña Sacra.
Seguimos en dirección norte y nos adentramos el oeste, un espacio en el que la vegetación nos asalta entre rocas y bajo el rugido del Manzanares, que se encajona formando la llamada Garganta de la Camorza.
Llega ahora la verdadera ascensión. Nos encontramos en las primeras laderas de La Pedriza, un entorno extraordinario de la Sierra del Guadarrama plagado de riscos y afloramientos rocosos únicos. Durante la década de los sesenta, aquí se rodaron numerosas películas del oeste.
Durante el camino podemos jugar a adivinar formas en los contornos rocosos. Y es que, esculpidos en granito, muchas peñas se asemejan a animales. Un ejemplo es 'el Caracolito', que se asoma a nuestro paso llevando a cuestas su pesada casa de piedra.
Sin embargo, la más perfecta de las peñas zoomorfas es 'el Elefantito'. La mano de la naturaleza ha cincelado por la erosión y el paso del tiempo esta joya fruto del azar.
Durante nuestro trayecto, grupos de cabras montesas vigilan nuestros pasos. Esta especie desaparecida a finales del siglo XIX se reintrodujo en 1989. Precisamente aquí, en La Pedriza, se liberaron sesenta y nueve ejemplares. En la actualidad se calcula que hay en toda la Comunidad unas cinco mil cabras montesas.
Afrontamos la subida final al pico del Yelmo, cuyo nombre remite a la pieza de la armadura que se colocaba en la cabeza. De la importancia de esta gran roca pelada ya daba cuenta El libro de la montería del rey Alfonso XI. Y es que, al parecer, era un lugar en el que jugueteaban los osos.
Hay varias formas de coronar el Yelmo, de ciento cincuenta metros de altura. Los más atrevidos lo hacen por alguna de sus veintidós vías de escalada. Una vez en la cima, el punto geodésico nos confirma que estamos a 1.717 m
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