La Sierra de Guadarrama y su historia literaria
El Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama ha sido un escenario recurrente en la pintura, la literatura y la poesía
Las cuatro torres que coronan el cielo de Madrid (dentro de poco hablaremos de cinco) se levantan ambiciosas como colosos. Sin embargo, se quedan pequeñas ante otras cimas de Madrid, las de la Sierra de Guadarrama. Un paisaje que enamoró a pintores, escritores y poetas.
Y es que la presencia de la Sierra de Guadarrama en el patrimonio literario español y madrileño es tan antigua casi como lo es nuestra literatura. La primera referencia que conocemos es la del Libro de la montería de Alfonso XI, un texto que repasa los animales de caza de la zona, los lugares en los que se pueden cazar y los puntos de paso para encontrarlos.
Años más tarde, el Guadarrama ganó popularidad y numerosos autores de libros medievales lo utilizaron como escenario en el que situar a sus personajes. Quizá el más destacado sea el Libro de buen amor del Arcipreste de Hita, escrito en el siglo XIV. En él tienen lugar multitud de aventuras pastoriles, picarescas y divertidas.
Otros muchos, como el Marqués de Santillana en sus serranillas, tienen numerosas referencias a esta sierra y sus enclaves. El camino que va a Lozoyuela o la bajada del Yelmo, en la Pedriza, son solo algunos ejemplos. De este modo, el Siglo de Oro español está repleto de obras en las que describen al Guadarrama como un escenario, un decorado grandioso. Obras que cuentan con autores de la talla de Cervantes, Lope de Vega, Vélez de Guevara, Tirso de Molina, Rojas Zorrilla y Góngora, entre otros.
La época de la Ilustración también recorrió esta sierra. Destaca Antonio Ponz, que, en su Viaje a España, describe con minuciosidad las zonas del Valle del Lozoya y de El Paular. También Gaspar Melchor de Jovellanos, que nos descubre y presenta un paisaje lleno de enigmas y peligros.
Como no podía ser de otra manera, también el romanticismo se hizo eco de los rincones del Guadarrama. Y no sólo por autores españoles, sino también por ingleses, franceses e italianos que dejaron reflejado en sus escritos estos majestuosos paisajes.
En el siglo XIX se produjo un importante cambio en la actitud y la mentalidad de numerosos intelectuales, que descubrieron el amor a la sierra y dirigieron a ella sus actividades y sus escritos. Giner de los Ríos, Pío Baroja, Azorín o Antonio Machado dejaron buena muestra de su predilección por estas tierras.
Se podría afirmar que es en esta época cuando se siente y se entiende a la sierra como un elemento indispensable, siendo Enrique de Mesa el primero al que se le puede llamar "montañero".
Ya entrados en el siglo XX, autores como Ortega y Gasset o el poeta Luis Rosales escribieron sobre estas cumbres. De hecho, Luis Rosales al igual que Vicente Aleixandre, se afincó en Cercedilla y ambos cuentan con dos miradores en pleno corazón del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama con vistas privilegiadas del valle de la Fuenfría.
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