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(Actualizado

Ramón Fontserè dirige Els Joglars desde 2012 y actúa en sus producciones. Premio Nacional de Teatro y Medalla de Oro de las Bellas Artes, entre otros muchos reconocimientos, Ramón nos presenta el último espectáculo de la compañía catalana, ‘Señor Ruiseñor’, que cierra gira este año.

La compañía aterriza en el Teatro Carlos III de Aranjuez, los días 11,12 y 13 de junio, coincidiendo con el 90 aniversario de la muerte del artista y escritor Santiago Rusiñol.

El lugar no podía ser más apropiado porque Rusiñol murió precisamente allí. “En Aranjuez le llamaban señor Ruiseñor, de ahí el nombre de la obra”, explica Fontserè, una licencia del pueblo que considera fantástica.

"Los cómicos ponemos sobre el escenario las miserias y las grandezas de la vida, que son el reflejo de la sociedad"

La obra reflexiona sobre la realidad catalana, en uno de sus momentos más convulsos, con la sátira como catalizador de la reflexión: “Ya era hora de que se pudiera hacer humor de todo este peñazo”, dice Fontserè. “Rusiñol era un destructor de fanáticos porque solo comulgaba con el arte”, continúa diciendo. “Por eso reivindicamos el arte como patria universal frente a las patrias identitarias”.

“Los cómicos nos inspiramos en la realidad que va más allá de lo oficial. Ponemos sobre el escenario las miserias y las grandezas de la vida que son el reflejo de la sociedad”, sostiene Fontserè. “Por esos nuestros espectáculos son muy catárticos. La gente se reconoce en lo que nosotros representamos a través de la ironía, del humor y de la reflexión”, explica.

"Los actores han perdido la rebeldía, el asilvestramiento"

Para Fontserè la profesión actoral ha perdido “la rebeldía, el asilvestramiento” de otras épocas, “porque el teatro, además de entretener, tiene que servir para hacer dudar”, algo que los nacionalismos no hacen, asegura el actor.

Los actores tienen que luchar, además, con su propio entorno, con su familia, asegura. Es el caso de Rusiñol y del propio Fontserè. La carrera actoral le llegó por casualidad: “Yo era un mal estudiante, un melón sin abrir”, dice el actor, y señala a Albert Boadella como su maestro: “Fue el primero que confió en mi”.