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(Actualizado

El acoso escolar es una preocupación constante de la comunidad educativa. Según un informe de la Fundación ANAR, esta forma de violencia ha aumentado en los colegios, aunque sigue en parámetros más bajos que en 2019. Descienden las cifras de agresiones físicas y sociales, pero aumentan las agresiones verbales y el ciberacoso.

Preocupa especialmente el aumento de las agresiones grupales, si bien no todos estos incidentes pueden ser considerados como acoso escolar. “Hay agresiones en grupo que se producen por un fallo del sistema de convivencia pero no cumplen todos los criterios de acoso, como que se alargue en el tiempo”, explica en Madrid Directo Isabel Serrano, jefe de la Unidad de Convivencia y Contra el Acoso Escolar de la Comunidad de Madrid.

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“Cuando el tutor detecta un posible caso, lo comunica al orientador. Siempre hay que hacer una intervención y acompañar a la víctima, al acosador y a toda la clase, que como espectadores también sufren esta situación”, aclara Serrano.

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La intervención en casos de acoso escolar incluye una metodología “para romper esas dinámicas en la clase”, así como programas específicos que se imparten en momentos de ocio como el patio o el comedor, añade.

“Hay que ir todos a una: profesorado, familias y alumnos”

“Hay que ir todos a una: profesorado, familias y alumnos”, continúa diciendo. “El objetivo común es que ningún niño sufra en un espacio seguro como son la familia y la escuela”.

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La Unidad contra el acoso escolar interviene en varios ámbitos. Proporciona información a los docentes y a las familias. Imparte talleres de formación en las aulas y actúa en la detección temprana de posibles casos, lo que permite a los profesores intervenir. “La clave es comunicar, porque así es más fácil actuar”, afirma Serrano.