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(Actualizado

‘El mapa de los anhelos’ es la última obra de Alice Kellen, autora de novela romántica. Una escritora que cuenta con una legión de seguidores. Una ‘escritora de moda’, un auténtico fenómeno editorial, si tenemos en cuenta las largas colas que se forman cuando firma ejemplares.

Aunque es valenciana, se presenta bajo el seudónimo de Alice Kellen. Escribe desde 2013, y su nombre real es un misterio. Su lema es “trabajar, trabajar y trabajar”.

Un misterio 'que engancha'

Uno de sus mayores atractivos es el misterio que la rodea. Un nombre desconocido y una vida protegida de las redes sociales:

“Va más allá de tener un seudónimo. Es verdad que en general me dicen que soy demasiado reservada, por no sacar cosas de mi vida en redes sociales, pero me gusta separar o protegerme”.

En su nueva novela, la protagonista nace para salvar a su hermana. “De manera personal no he conocido a nadie así, pero mi madre trabajó mucho tiempo en oncología pediátrica y pasó algo parecido, y pensé en utilizar esta historia. El hecho de llegar al mundo de esta manera, con un propósito, pudo ser un punto de partida para dar forma a la protagonista”, explica Alice.

Pero esa persona, la protagonista de su nueva novela, no tiene las atenciones de los padres, volcados en la hermana enferma.

“Muchas veces me pregunto cómo vive la experiencia de una persona enferma todo su entorno. Vi una vez en el hospital a un niño jugando a las cartas con su abuela, porque los padres habían tenido a otro hijo, y no podían estar con él, hospitalizado durante mucho tiempo… Tiene que ser muy duro cuando además eres pequeño”.

Alice tiene dos hijos y dos gatos. De ella se sabe poco más. ¿Cómo lo consigue?

“Todo el mundo cercano sabe quién soy y saben de mi vida, porque hago vida normal. Mis hijos van a un cole rural super natural, pero es cierto que una cosa es en el día a día y otra es en las redes sociales, que me da más vértigo”.

Sobre su futuro y sus sueños, sobre sus miedos, confiesa:

“Mi anhelo es no perder la ilusión. Me dolería mucho la sensación de estar escribiendo y hacerlo a desgana, sin vivir la historia, sin disfrutarla”.