Estas son las probabilidades reales de que te toque el Gordo

Cada año por Navidad, cruzamos los dedos con la esperanza de que, esta vez sí, a la suerte le guste nuestro décimo de Lotería y toque por fin ese deseado premio. Lo cierto es que los españoles somos de lo más optimistas: El 75% de nosotros ve posible que le toque el gordo.

Optimistas y algo tacaños, ya que el 85% de quienes juegan a la Lotería lo va a hacer sin compartir sus décimos. En cuando al gasto, el 65% de los españoles se va a gastar los mismo que el año anterior en la Lotería de Navidad.

Y para la inmensa mayoría de nosotros que el día 22 se convertirá de nuevo en el día de la salud, un 48% volveremos a probar suerte en el Niño.

Es evidente que preferimos ver el vaso medio lleno, pero más allá de la ilusión, ¿qué probabilidades reales tenemos de que nos toque el gordo? Probabilidad y esperanza matemática son los dos factores clave.

“No quiero ser el Grinch de la Lotería, pero por probabilidades, es muy difícil que nos toque el Gordo”

Nos lo aclara la experta en matemáticas y divulgadora Clara Grima: “No quiero ser el Grinch de la Lotería, pero por probabilidades, es muy difícil que nos toque el Gordo”. Siendo concretos, la probabilidad de que seamos agraciados con el premio principal de Navidad es del 0,001%, “casi cero”, aclara Grima.

Cada décimo que sumemos a la cartera, aumentará la última cifra: Es decir, si jugamos seis décimos tendremos un 0,006% de probabilidades de que nos toque, aclara la divulgadora.

Sin embargo, comprar varios décimos del mismo número no va aumentar la probabilidad de resultar premiado. Tampoco existen fórmulas matemáticas que nos hagan ricos por arte de magia, al menos legales.

Para que el juego de la lotería resultara rentable, desde un punto de vista matemático, el décimo no debería costar más de 4 euros y solo nos aseguraríamos el retorno de la inversión si compráramos 100.000 décimos, explica Grima.

Pero la Lotería de Navidad no entiende de matemáticas para la mayoría de nosotros. Puede más la ilusión de compartir la suerte y, quien sabe si, por fin, ser el afortunado ganador del Gordo.