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La Gerencia Asistencial de Atención Primaria se suma a la primera Semana del Dolor y Fisioterapia, que organiza el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid en colaboración con la Sociedad Española del Dolor hasta el domingo día 20, con un taller en el Centro de Salud Valdelasfuentes de Alcobendas.

En concreto, tres profesionales de Atención Primaria han impartido una sesión del 'Taller de afrontamiento activo del dolor persistente: educación en neurociencia y exposición progresiva al ejercicio'.

Las fisioterapeutas Mª Isabel Gallardo Vidal, del Centro de Salud Valdelasfuentes, Mª Eugenia Hernández Jiménez, del Centro de Salud Arroyo de la Vega, y Silvia Fernanda García Vila, del Centro de Salud Buenos Aires, han sido las encargadas de mostrar esta actividad.

Desde 2021 se han llevado a cabo estas actividades de Educación para la Salud en distintos centros de salud la Comunidad de Madrid. Cada taller se desarrolla a lo largo de 10 a 12 semanas, con una media de 15 sesiones de dos horas de duración y la participación de entre 8 y 16 pacientes por grupo.

La intervención comunitaria va dirigida a personas mayores de 18 años con dolor crónico musculoesquelético de más de seis meses de duración que cumplen una serie de requisitos en los cuestionarios de evaluación previa. El taller se integra en un proyecto de Educación para la Salud en grupo dentro del abordaje del dolor crónico multidisciplinar en Atención Primaria.

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PREVENCIÓN

La iniciativa parte de la idea de que la fisioterapia juega un papel muy importante en la prevención de la discapacidad relacionada con el dolor crónico. Asimismo, se basa en estrategias de afrontamiento activo que incluyen comunicación y educación en dolor, así como exposición progresiva al ejercicio terapéutico.

Con este taller, se pretende que el paciente reconceptualice el dolor y que identifique cómo piensa, cómo habla sobre el mismo y cómo lo trata. Todo ello, siguiendo las últimas recomendaciones que recogen las diferentes guías de práctica clínica.

Para la inclusión en estos talleres, previamente, se realiza una exploración inicial del paciente, se abordan sus conocimientos sobre el dolor, su experiencia personal y sus expectativas. Además, el participante completa diferentes cuestionarios que miden su predisposición a cronificar el dolor, su miedo al movimiento, qué considera que puede incrementarlo, la intensidad de su dolor, que son repetidos al finalizar la actividad y en diferentes plazos y permiten a los profesionales valorar el resultado de su intervención.

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Las sesiones combinan una parte teórica de educación en neurociencia con conocimientos básicos sobre los mecanismos de procesamiento central del dolor y que hacen que se mantenga la experiencia dolorosa, con diferentes técnicas orientadas a que puedan modificar sus creencias y su percepción del mismo. El dolor crónico, recuerdan a los pacientes, no implica que vaya a durar toda la vida, sino que es aquel que persiste más allá de 3 o 6 meses.

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En paralelo, y teniendo en cuenta que el ejercicio físico terapéutico es el tratamiento de elección en dolor persistente, las fisioterapeutas llevan a cabo una intervención encaminada a conseguir que pierdan el miedo a moverse, con el objetivo de que puedan recuperar la funcionalidad y disminuir la discapacidad.

Para ello, las fisioterapeutas emplean numerosas dinámicas con ejercicios de movilidad, fuerza, equilibrio, juegos populares como el escondite inglés o juego de las sillas que están asociados a recuerdos positivos en la infancia, diferentes técnicas de relajación, actividades de estimulación cognitiva como leer, escribir o memorizar. De igual modo, se anima a los pacientes a que recuperen actividades que les gusten: caminar, nadar, bailar o algo que les motive y que resulte factible.

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RECONCEPTUALIZAR EL DOLOR Y REDUCIR EL MIEDO AL MOVIMIENTO

Aunque en este tipo de intervenciones el objetivo del paciente es que su dolor desaparezca, para el fisioterapeuta el propósito principal es actualizar sus conocimientos sobre el dolor, reducir el miedo al movimiento, ganar resistencia y confianza y que pueda poco a poco recuperar su funcionalidad. A partir de ahí, el dolor también comienza a reducirse, exponen.

La experiencia acumulada en este tiempo indica que este tipo de Educación para la Salud ayuda a que el paciente disminuya su visión catastrofista y kinesofobia (miedo a moverse), al tiempo que mejora su autocuidado, dolor y calidad de vida.