Delicias, un barrio céntrico, castizo y de vanguardia
Hasta mitad del XVIII fue un área rural y a partir de mediados del XIX eclosión de locales, edificios y carreteras
Hasta mitad del siglo XVIII fue un área rural, a partir de mediados del XIX eclosión de locales, edificios y carreteras, hoy una parte de Arganzuela. Céntrico, castizo y de vanguardia. Descubrimos el Barrio de Delicias.
Con el mismo nombre del barrio, fue la primera estación de tren monumental. Inaugurada en 1880, operativa durante casi un siglo y en la actualidad el Museo del Ferrocarril, un lugar de gran interés para los amantes de la historia y la tecnología.
La principal joya de este museo es su estructura. "Sus dos apoyos se encuentran en las paredes laterales y, en aquel momento, sería el edificio de carácter industrial de mayor luz que existía en Madrid", nos cuenta Francisco Polo, director del Museo del Ferrocarril.
Se cumplen 175 años de la historia del ferrocarril en España y, en este museo, cuentan con toda su evolución. "Una de las locomotoras más antiguas que conservamos, la Tardienta, de 1861, sin cabina de protección para los maquinistas de fogonero".
Con el Talgo llegó la modernidad al ferrocarril. "Se introduce el aluminio. Es un tren, por tanto, mucho más ligero, un tren que es absolutamente un diseño futurista". Con una gran variedad de piezas y actividades interactivas, es una excelente oportunidad para conocer su desarrollo en el país.
Nuestro paseo nos lleva de Delicias al cielo. Ubicado en el Parque de Enrique Tierno Galván, nos topamos con el Planetario, desde 1986 un lugar dónde casi tocamos las estrellas, que nos ofrece jornadas al aire libre gratuitas y cuenta con sesiones individuales y en grupo sobre la divulgación de la astronomía.
La gran cúpula del planetario tiene, nada más y nada menos que, 18 metros de diámetro. "El Planetario es un lugar en el cual intentamos no solo enseñar la astronomía, sino estimular la curiosidad por conocer", nos explica Telmo Fernández, su director.
Colindando con Madrid Río, un conjunto de pabellones de estilo neomudéjar, antiguo matadero de Legazpi, hoy una miniciudad dedicada a la cultura, con más de 170.000 metros cuadrados donde descubrir cualquier tipo de arte.
"Hay una serie de puentes que servía para que de las naves de degüello a las naves de venta de carne se pudiera trasladar, suspendida en railes, de la manera más rápida posible y que estuvieran expuestas a la intemperie la menor parte del tiempo", nos cuenta Marisa Pons, de comunicación del Matadero.
La antigua cámara frigorífica ahora es un espacio muy especial. "En esta sala hacemos exposiciones dedicadas a prácticas audiovisuales que no tienen un encaje en el cine ni tampoco en los museos porque no es videoarte".
"Tenemos dos espacios escénicos que están gestionados por el Teatro Español, tenemos un cine dedicado a películas no comerciales, las exposiciones, un centro de artes inmersivas, un centro de residencias artísticas donde los artistas vienen aquí a trabajar y a desarrollar sus proyectos".
Con más de 70 años en la arteria principal del barrio, Tejidos Carmena es una de las veteranas en la zona, de tercera generación. En este lugar se han decorado y vestido los hogares de muchos de sus vecinos.
"Lo que es cortar, coser, eso ha quedado muy residual. Ahora, nosotros nos hemos especializado sobre todo en confeccionar a medida las cortinas, los estores, etcétera, porque la gente cose muy poquito", declara Roberto.
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