Descubrimos las joyas ocultas del barrio de La Latina
Sus calles conservan el trazado que ya tuvieron hace siglos
Con calles de origen medieval y trazados irregulares, estrechos y sinuosos, que dan a parar a numerosas plazas. Recorremos uno de los barrios más antiguos y con mayor personalidad de Madrid: La Latina.
El nombre del barrio se debe a doña Beatriz Galindo, humanista y preceptora de la familia de los Reyes Católicos. La llamaban la Latina por ser maestra de latín de la reina y sus hijas. A ella se debe la fundación del hospital del barrio en el solar donde hoy se encuentra el Teatro La Latina.
Coronando este barrio, encontramos una de las cúpulas más asombrosas de Madrid, la de la Basílica de San Francisco el Grande. Sin lugar a dudas, se trata de uno de los templos más impresionantes de la ciudad.
Además de su cúpula, la basílica también destaca por albergar una colección de pintura de los siglos XVI al XIX con obras de Goya y Zurbarán, entre otros. "Las visitas guiadas suelen durar cerca de una hora y cuarto, una hora y media".
En plena Plaza de la Paja se encuentra uno de los secretos del barrio: el Jardín del Príncipe de Angola. La peculiaridad de este lugar es que se trata de un jardín colgante, ya que se creó sobre un terraplén artificial, salvando un gran desnivel entre las actuales calles Segovia y Príncipe.
Un dos en uno. Funcionando desde 1697 está el hospital más antiguo de Madrid en activo, además catalogado como Bien de Interés Cultural. El edificio que constituye el Hospital de la Venerable Orden Tercera cuenta con un claustro, una capilla y una escalera principal dignas de un palacete nobiliario.
En este barrio, su fachada azul de madera y sus grandes ventanas son inconfundibles. Años atrás era una antigua tapicería, hoy es una tienda que huele a pueblo, a casa de los abuelos, donde Pepa ha recuperado la tradición de nuestra cultura. Gracias a COCOL, podemos encontrar objetos de toda la vida: cerámica tradicional, menaje esmaltado, morteros, tablas de cocina, vidrio soplado, toallas de algodón, mimbre y esparto.
"Viajo, busco al artesano tradicional, al que ha heredado de generación en generación un saber hacer que está en peligro de extinción. No tenemos intermediarios. Tenemos todos los oficios", nos cuenta Pepa.
Momento de parada y fonda. Un lugar imprescindible de turistas y gourmets, el restaurante Sobrino de Botín, que cuenta con título propio: el del restaurante más antiguo del mundo. "Aquí Ernest Hemingway situó el final de su novela Fiesta y, bueno, también somos mencionado por Benito Pérez Galdós, Ramón Gómez de la Serna, Arturo Barea".
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