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Zulema, una vecina de Fuenlabrada, lleva 10 años sufriendo las humedades que le genera el vecino de arriba, quién hace caso omiso a sus quejas e incluso a las denuncias presentadas a la Policía. Una situación que se ha agravado considerablemente en los últimos 3 años.

"Solo pido que una semana vivan ellos como llevo yo viviendo tres años. Ellos quieren que me vaya, pero yo voy a aguantar. Si yo me voy se me inunda la casa". Es el grito desesperado de Zulema, que vive atrapada en su piso con el temor de que el techo termine cayendo.

Tienen reventadas todas las tuberías y el techo de la cocina está destrozado. "Yo para cocinar el fuego no lo puedo utilizar porque no te has dado cuenta que te está cayendo agua del techo y te encuentras que la comida la tienes que tirar. Aquí hay que tener mucho pan de molde para hacer sándwich porque no se puede cocinar siempre".

"Estoy deseando poder vender el piso, pero no lo puedo hacer. Estoy 24 horas pendiente de que no se me caiga el techo, de que no se inunde y si cae algo lo recojo. No puedo dejar que se inunde porque me quedo sin casa y tengo una hipoteca y no tengo dónde ir. Ellos no dejan entrar al seguro y la dueña del piso dice que como el inquilino no le deja entrar, que no repara".

La imagen del cuarto de baño es desoladora. "Aquí nos duchamos cuando queremos no, cuando podemos. El váter hay que usarlo porque no queda otra, pero también car agua encima y si está cayendo ponemos un paraguas porque te cae agua sucia".

Ataviada, con paraguas y gorro. Entrar en su propio baño es una pesadilla y el tiempo que emplean en su interior es cronometrado y en silencio para escuchar si cruje el techo. "He comprado un paquete enorme de los gorritos estos que se usan para cuando vas a hacer un deporte de aventura y te ponen un casco directamente para que no nos caigan los hongos en la cabeza".

Al límite. Así está Zulema. Imposible vivir ya en su casa. "No puedo más, no es agradable para mí llamaros, pero no puedo más. Estoy 24 horas recogiendo agua pendiente de lo que caer del techo. Si yo me voy de aquí, me deja sin muebles, me deja sin electrodomésticos y me deja sin casa, y entonces sí que no la voy a vender jamás".

El tormento de vivir rodeados de aguas fecales, suciedad y roedores, en Latina

Intentamos dar con el inquilino y nos lo cruzamos casualmente por las escaleras. Nos da su palabra a poner una solución a este problema, aunque Zulema asegura que lleva años diciendo lo mismo. "Siempre dice 20 días y tengo mensajes desde hace un año todos los días diciendo mañana, mañana y mañana".

Con las mismas, localizamos a los dueños de la vivienda. "Lo entiendo y lo comprendo porque eso es inaguantable, pero que a mí no me deja entrar. Nosotros no podemos hacer más y lo sentimos por la muchacha. Que no me importa pagar lo que tenga que pagar, pero claro, no deja y si pasa alguien para arreglarlo tiene que ser de su gente".