José es la cuarta generación de la Carnicería de Los Perreras, el apodo familiar por el que se les conoce en Fuenlabrada, donde su negocio acaba de cumplir 134 años. Situada en la calle Iglesia, junto al Ayuntamiento, abrió sus puertas por primera vez en el municipio cuando apenas había 5.000 habitantes. Hoy heredan recetas, artilugios y hasta clientes.
"Yo empecé aquí con mi padre. Salí del colegio, buen estudiante que era, y empecé con mi padre con 15 añitos. En aquella época eran cinco carnicerías y, de esas cinco, nada más que continuamos nosotros".
Uno de sus grandes éxitos son los cocidos, pero no cualquier cocido, sino el fuenlabreño, compuesto por morcillo, espinazo, tocino, puntita de jamón, tocino de untar, morcilla, chorizo, hueso de rodilla y un cachito de gallina.
De Extremadura a Fuenlabrada. Esta carnicería cuenta con Francisco, un gran fichaje experto en jamón. "Gracias a mi trabajo, estamos en el panorama internacional disfrutando de eventos de lujo, así como Royal ASCOT, en el evento de caballos más prestigioso del mundo, en la final de la Champions de Wembley", nos cuenta.
"Ese es mi día a día, aunque la verdad donde siempre mejor me encuentro es aquí porque estoy cerquita de casa, vivo aquí, estoy en un entorno familiar", añade. Uno de sus clientes habituales y apasionado del jamón es Mariano Rajoy.
Junto a este producto y los viajes internacionales, siguen haciendo todo tipo de carne como toda la vida. En la planta baja todavía el padre de José, tercera generación, echa una mano en el negocio con su experiencia.
Y con el buen género, la clientela, siempre leal. Carmen nunca falla a su cita con Los Perreras. "Vengo aquí de siempre, toda la vida. He conocido hasta a sus abuelos, luego a su padre y ahora estos. La carnicería de Los Perreras ya sabes que siempre tiene buena cosa. Tiene muy buena carne y nada más, y luego muy simpático él. Mis hijas también vienen aquí".
Es tal la historia de este negocio que hasta tienen una canción en el pueblo: 'Castañas, piñones, turrón y jalea y la longaniza del Carlos Perreras'. Calidad, trato cercano y fidelidad suman años a una carnicería con una larga vida por delante.