Los fieles de Medinaceli guardan cola para el tradicional Besapiés
Decenas de personas han comenzado a guardar su turno para acceder a la basílica el próximo 1 de marzo
Ya se están empezando a formar colas para el tradicional Besapiés del Cristo de Medinaceli, que tiene lugar cada primer viernes de marzo, coincidiendo este año el día 1 en la Basílica del mismo nombre.
Durante todo el día desde las 00:00 horas y hasta que ya no queden fieles es posible realizar el tradicional Besapiés en la Basílica, aunque también es posible tocar al Cristo durante todos los viernes del año.
Una vez frente a la imagen, los fieles le besan los pies y piden tres deseos de los cuales solo verá cumplido uno. Forma parte de la tradición que alguien de la Familia Real acuda a este acto para ofrecer una oración frente a la imagen de Jesús de Medinaceli.
El origen del Besapiés del Cristo de Medinaceli no tiene una fecha concreta puesto que la imagen sufrió cientos de avatares y traslados por diferentes puntos de España y de fuera de España. Esto hace que se le diese el sobrenombre del Cristo Viajero.
Se puede decir que el Besapiés del Cristo de Medinaceli comenzó a convertirse en tradición una vez que la imagen permaneció en la Basílica de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli a partir del año 1939, aunque existen imágenes de las filas que se formaban por aquel entonces para ver la imagen ya en el año 1919.
A lo largo de todo el año, son numerosas las personas que visitan la basílica regida por los Padres Capuchinos y entre los madrileños la devoción a Medinaceli va en aumento. La imagen del Cristo data del siglo XVII, con 1,73 metros de altura y fue tallada en Sevilla.
HISTORIA
La talla fue llevada por los Capuchinos a Marruecos para culto de los soldados españoles y en 1681 cae prisionera Musley Ismael y su ejército. Fue arrastrada por las calles en señal de odio contra la región cristiana y vista por el Padre de la Orden de la Santísima Trinidad, Fray Pedro de los Ángeles, que solicitó el rescate de la imagen al rey.
Se tasó el rescate de la imagen pagando su peso en oro y, milagrosamente después de efectuar esta operación una y otra vez, el resultado fue de 30 monedas de oro, al igual que Nuestro Señor. La imagen ya rescatada pasa a Tetuán, Ceuta, Sevilla y llega a Madrid en 1682, año en el que se organiza la primera procesión.
Durante la Guerra Civil, ocultan la imagen envuelta en sábanas en los sótanos del convento. La descubren y la trasladan a Valencia, de allí a Barcelona y a la ciudad suiza de Ginebra. Por fin, fue reclamada en 1939 y recibida con honores militares en Pozuelo de Alarcón y llevada posteriormente a su templo actual.
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