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Se acerca el Día de Todos los Santos y, con ello, arranca la temporada de buñuelos de viento. Un dulce que ha reunido durante la tarde del 15 de octubre a los reposteros madrileños en la Real Casa de Correos para celebrar el Día del Pastelero Artesano.

Durante la jornada se han entregado los sellos de calidad artesana. "Es el Día del Pastelero, un día importantísimo para todo el sector y, como no, para presentar los buñuelos de vientos", declara Jonathan.

Con 3.100 establecimientos, esta actividad da empleo a cerca de 9.000 personas, fundamentalmente en locales de proximidad repartidos por barrios y pueblos, en su mayoría pymes y autónomos.

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El Riojano, La Oriental o Paco Pastel. "Tenemos grandes establecimientos, todos ellos con sellos de calidad y todos nos han hecho una muestra de sus buñuelos para disfrutarlos y degustarlos ahora después de nuestra jornada del día de hoy".

Los buñuelos de viento son uno de los dulces más demandados por los madrileños durante la temporada, siendo los más consumidos los de nata, crema, trufa o cabello de ángel junto a otras variedades. Sin ir más lejos, este año se estima que se consumirán 380.000 kilos.

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Al parecer, los buñuelos empezaron a consumirse en palacios y conventos durante la Edad Media, extendiéndose más tarde su elaboración a casas particulares y después a obradores de pastelería.

Sin lugar a dudas, se llaman "de viento" por la masa, una elaboración sencilla a base de harina, agua, mantequilla, huevos y azúcar, muy similar a la de los profiteroles. La diferencia es que la de los buñuelos se fríe y, en contacto con el aceite, dobla su tamaño, convirtiéndose en un bocado aéreo, esponjoso y ligero.