Situado en el corazón de Madrid, antiguo barrio de Las Maravillas, en los años 80 cuna de la movida madrileña y hoy con apellido de heroína. Paseamos por un barrio bohemio, alternativo y con personalidad: Malasaña.
Entre sus calles, encontramos uno de los grandes edificios del barroco madrileño. Museo de la Historia de nuestra ciudad, con más de 100.000 objetos del siglo XVI al XX. Esculturas, pinturas, porcelanas, abanicos, cajas, grabados.
Una de las joyas de la corona de este museo es La Alegoría de la Villa de Francisco de Goya. "Lo encargó el Ayuntamiento de Madrid a Goya. Al final se dejó el 2 de mayo. Por tanto, todo es Goya menos el tondo que se estuvo cambiando casi medio siglo", nos cuenta Hortensia Barderas, directora del museo. Otra de las maravillas que guarda es uno de los primeros planos de Madrid, de 1656, en el que vemos que prácticamente el centro de la ciudad no ha cambiado.
Con fachada de ladrillo, entramos en una gran desconocida de Malasaña, la Iglesia de San Antonio de los Alemanes, a la que algunos han llamado la Capilla Sixtina de Madrid. "La iglesia se construye en 1724. La construyen unos ciudadanos portugueses que estaban en ese momento en Madrid porque España y Portugal estaban unidas a la corona y se la dedican al santo portugués, que es San Antonio de Padua", nos explica Raúl Mayoral, gerente de la Hermandad del Refugio.
Entre el bullicio y la modernidad de Malasaña, nos topamos con un oasis de paz y casi vida de pueblo. Una calle con nombre y aun hoy olor a madera. Esta calle se llama madera "porque antiguamente Felipe IV la madera se utilizaba de esa casa, del número 30, que es donde estaban los talleres de la corte", nos cuenta Ana, una de los dos carpinteros que permanecen.
Y de una calle, a su plaza, la del Dos de Mayo, corazón del barrio, punto de encuentro de vecinos y también de ciclistas. "La tienda surgió un poco como punto de encuentro entre los amigos del barrio, luego fue creciendo hasta el punto de que tenemos un club, hacemos rutas los fines de semana, hacemos viajes. Es como muy piña", asegura Rubén.
Un barrio de obligada parada turística y con mucha actividad cultural. Entre sus teatros, el Maravillas, por dónde han pasado los grandes de la escena de los últimos tres siglos. "Si cada una de las butacas nos pudiesen contar una historia distinta se escribirían cientos de libros de cada una de ellas", afirma Ángel Galán, director de comunicación.