Más de un siglo de historia del Café Gijón
El pasado mes de mayo cumplió 135 años
Ahí está el Gran Café Gijón, testigo del tiempo en la capital más de un siglo después de su fundación, regentado en los últimos años por la familia Escamilla y sus empleados, que continúan al frente como el primer día.
135 años de historia son los que tiene este café y, como no podía ser de otra forma, por aquí han pasado numerosos personajes ilustres de la literatura, arte, política y ciencia, como "el Premio Nobel de medicina Ramón y Cajal, Valle-Inclán, Benito Pérez Galdós, pintores como Julio Romero de Torres, que lo que intentaban era hablar de sus obras y arreglar el país".
Este establecimiento fue fundado en 1888 por Gumersindo Gómez, un asturiano afincado en la capital. "Hizo las américas y por cariño, por añoranza a su tierra, le puso el nombre de Café Gijón". Asimismo, en la placa de su entrada se refleja su centenario.
"Don Gumersindo puso tres condiciones. Una de ellas, que fuese siempre un café, que no cambiase el nombre, que se llamase siempre Café Gijón, y él quiso percibir diez duros de la época y más de un siglo después seguimos conservando su legado como bien veis".
Dispone de una terraza en el pasillo central del paseo y es uno de los pocos cafés de tertulia supervivientes en el Madrid de comienzos del siglo XXI. "Aquí, a partir de las cinco de la tarde, las discusiones, las tertulias, se realizaban entre personajes ilustres en estos divanes de terciopelo, en estas mesas de mármol y en estas sillas de nogal".
"Otra curiosidad es que donde está la máquina de tabaco antes estaba el famoso sitio de Alfonso, el cerillero. Había un pequeño quiosco donde se vendía tabaco, se vendía lotería, porque todos los tertulianos que aquí venían lo demandaban".
"A parte de la sala donde pasaba todo, tenemos la parte de abajo, el restaurante, que es conocido como 'la encripta embrujada'. En este lugar se reunían los influyentes de la época y no dejaban recuerdos de pintura, de escritura, y es lo que denominamos Museo Café Gijón".
Además de degustar un buen café colombiano o un buen vermut, podemos disfrutar de un exquisito menú diario por 15 euros, arroces a la carta y, por supuesto, callos a la madrileña, croquetas de jamón y patatas con salsa brava secreta.
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