Rejillería López, un negocio centenario de reparación de sillas
Entre sus clientes: Palacio Real, restaurantes de Hollywood y los Reyes de Bélgica
José Luis López es la cuarta generación de Rejillería López, un negocio que fundó su bisabuelo en 1877. Minuciosidad y esfuerzo son los pilares de esta familia de rejilleros. Su primer local se estableció en la Corredera Baja de San Pablo, pero en 1910 se trasladaron a la calle Isabel La Católica.
Hoy en día José Luis está al frente del negocio, manteniendo vivo este oficio que consiste en la reparación de sillas de rejilla o cualquier otra pieza que pueda tener ese mismo material. Cabe destacar que el 99% de su clientela son particulares.
Un local que no se ve a simple vista, pero que mucha gente conoce gracias al boca a boca o, con el paso del tiempo, Internet. Este trabajo artesanal necesita muchas horas de dedicación. "En una silla normal sueles tardar entre día, día y algo".
El material que emplea para su elaboración es el junco. Gracias a su experiencia se han convertido en un referente en el sector. "Yo trabajo mucho para Patrimonio Nacional, el Palacio Real y, como cosa curiosa, mi tía hizo el cabecero de cama de rejilla para los Reyes de Bélgica cuando se casaron en aquella época, en el año 64".
Actualmente, José Luis espera encontrar un sucesor para que este negocio centenario siga manteniendo viva su llamo. Más que un trabajo para él, esas paredes son sus recuerdos familiares. Un legado por el que vale la pena seguir luchando.
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