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Desde 1939, Cuenllas se ha consolidado como un ultramarinos emblemático en Ferraz, y hoy su legado continúa de la mano de Fernando, la tercera generación de una familia que, con Doña Pepita a la cabeza, puso en marcha este negocio que ya es un clásico del barrio. "He crecido aquí desde que tengo uso de razón, jugando al fútbol en la calle hasta ahora", comparte Fernando.

A pesar de que el local ha cambiado con el tiempo y se ha expandido más allá de su tamaño original, la estética se mantiene intacta, tal como estaba cuando su abuela lo almidonaba hace 30 años. "Aparte de ser un negocio a puerta de calle, para nosotros también es un poco casa. La forma de pensar y hacer tanto de mi padre, que está aquí conmigo, como la mía es tocar lo menos posible", agrega.

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Uno de los tesoros que conserva el establecimiento es una de las primeras licencias a nombre de su abuela, dedicada a repostería y fiambres. Hoy en día, Cuenllas ofrece auténticas delicatesen que van desde sojas maravillosas de Japón hasta una infinidad de productos que hace años eran difíciles de conseguir.

La zona de vinos y destilados ocupa un lugar destacado en la tienda. Además, cuentan con un restaurante que está a punto de cumplir 40 años. Fernando también ha heredado una clientela fiel, aunque destaca que "la gente joven se acerca más y vuelve a demandar un trato más cercano: pasar un rato, charlar y recibir recomendaciones, como hacía mi abuela".

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Junto a Fernando, sus compañeros David y Antonio están decididos a asegurar que este establecimiento llegue a cumplir un centenario. "Esto siempre debería existir; siempre he dicho que esto es como una biblioteca gastronómica. Aquí intentamos tener los mejores productos para nuestros clientes y para aquellos que quieran venir".

Cuenllas sigue ofreciendo productos que dan la vuelta al mundo para garantizar la excelencia en Madrid, reafirmando su lugar en el corazón del barrio y en la cultura gastronómica local. Sin lugar a dudas, un auténtico tesoro.