Un vecino de Alcalá de Henares, posible víctima de sumisión química
Cuando volvió a su ser, tenía cortes en la cara y le habían robado
Foto: Madrid Directo |Vídeo: Telemadrid
REDACCIÓN
Roberto, un vecino de 20 años de Alcalá de Henares, salió de fiesta el sábado pasado a una discoteca de la Plaza de España. Todo parecía aparentemente normal hasta que, a las tres de la noche y después de consumir tan solo una de las copas que le incluía la entrada, salió a la puerta y no regresó.
A la discoteca fue con sus amigos, pero cuando fue a la puerta, pensaban que tan solo saldría un momento y no fueron detrás de él. Desde entonces, no volvieron a saber nada de Roberto hasta que "volvió a su ser".
Despertó a las nueve de la mañana en el metro de Gregorio Marañón con la cara, la cabeza y la rodilla amoratados y sin su móvil ni su cadena de oro. Sospecha y asegura que le habían drogado para robarle. Cabe destacar que ha denunciado estos hechos y cuenta con un parte de lesiones.
Hablamos con Beatriz Casabán, portavoz de la Policía Municipal, sobre el modus operandi que llevan a cabo las personas que vierten narcóticos en la consumición. Los presuntos autores primeramente seleccionan claramente a su víctima que, en su mayoría, suelen ser extranjeros o turistas que están visitando la ciudad.
Eligen a este perfil de víctima porque, de este modo, evitan que pueda interponer una denuncia o que se inicie un procedimiento judicial o policial contra ellos. Una vez seleccionan a la persona, se aproximan a ella para ganarse su confianza y, una vez lo consiguen, le vierten narcóticos, en su mayoría, en la bebida o le invitan a una consumición.
Es en ese momento cuando empiezan a experimentar estados de inconsciencia o incluso convulsiones, llegando a entrar en parada cardiorrespiratoria o en coma en casos más graves. A algunas víctimas se las han llegado a encontrar en la calle en un estado lamentable. Una vez los autores consiguen doblegar la voluntad de la víctima con estas sustancias, lo que ocurre es que las abandonan en vía pública.
"Nos hemos encontrado a estas víctimas, la mayor parte de ellas, tiradas en vía pública y esperando a ser socorridos o bien por patrillas policiales o servicios sanitarios si alguien da la alerta, y pudiendo trasladarlas al centro hospitalario". Finalmente, se despiertan y no pueden recordar nada de lo acontecido y se dan cuentas de que no tienen sus efectos personales porque han sido robados.