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Es uno de los belenes más prestigiosos de la Navidad madrileña. Está compuesto por más de 200 figuras traídas desde Nápoles. Y es que fue allí, en Italia, donde surgió la costumbre de poner el nacimiento. Carlos III hizo suya esa tradición y mandó traer al Palacio Real las figuras que hoy podemos contemplar, como regalo para su hijo, Carlos IV.

El realismo de las figuras llama la atención. La expresividad de las caras, los ropajes... Todas ellas en unos decorados que ha elaborado Patrimonio Nacional. Se puede visitar de forma gratuita hasta el siete de enero.