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Todo el aceite que compramos en los supermercados pasan por un riguroso análisis como el que realizan en el Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural (IMIDRA), situado en Alcalá de Henares, donde examinan el sabor, la calidad y la textura del alimento.

Todos los catadores que trabajan allí pertenecen al Panel de la Comunidad de Madrid y son entrenados, cualificados y realizan catas oficiales del aceite de oliva, el único alimento que requiere catas y análisis físico-químicos para otorgarle su categoría comercial y poder envasar. Además, en el caso del aceite el color no les da ninguna información sobre la calidad.

"Los vasos son coloreados para que así el catador no tenga ningún juicio subjetivo en base al color"

El aceite que sale de la almazara puede ser virgen extra, que no tiene ningún defecto, virgen, con defectos leves, o lampante, que no se puede consumir y se tiene que refinar.