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María Concepción Arribas, ayudada en el mostrador por su hija y su nieto, mantiene abierta una de las pocas jugueterías tradicionales que aún subsisten en el centro de Madrid para mantener la ilusión de los niños.

La abrió su padre, Juan Arribas Aguado, en 1919, en el número 19 de la actual Plaza Mayor, que por aquel entonces se llamaba Plaza de la Constitución. En aquellos tiempos, la tienda vendía, además de juguetes, bisutería y objetos de metal de escaso valor como llaveros, tijeras, dedales o monedas antiguas.

Hoy siguen con lo mismo y alguna concesión a los souvenirs. En 1935 el establecimiento se amplió con una segunda tienda, en la misma plaza, pero en el número 16, dedicada a la bisutería y, unos años más tarde, también a la perfumería.

María Concepción y Ángel Arribas Navarro, hijos del fundador, continúan con el negocio tras el fallecimiento de su padre a mediados de la década de 1950. Ángel, que era representante de juguetes, se hizo cargo del número 19 original, y la nueva tienda del número 16 pasó a manos de Concepción, que en los años sesenta compra definitivamente el establecimiento.

"Los mostradores son los mismos que cuando se inauguró"

En plena pandemia, el 29 de abril del 2020, les pusieron una placa conmemorativa en la que pone: "El Ayuntamiento de Madrid agradecido por los servicios a la ciudad. Bazar Arribas desde 1919". Para ellos, este reconocimiento fue muy emocionante y les produjo una completa sensación de cariño.

Este comercio aparece mencionado en la novela de Galdós: 'Fortunata y Jacinta'. En la escalera de esta casa vendía huevos la joven Fortunata, y por esta puerta entraba el señor Plácido Estupiñá, un comerciante que vivía en el edificio.