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La Jefatura Superior de la Policía de Madrid pide vigilancia a los padres porque cada vez hay más jóvenes que simpatizan con las bandas violentas a través de redes sociales. Jordi Royo, psicólogo experto en adolescentes, nos habla del peligro que supone que los jóvenes puedan acabar entrando en esos grupos.

Jordi Royo nos dice el mundo post Internet es más violento hecho en conjunto en todas las sociedades del primer mundo y que, en segundo lugar, estamos en una sociedad que enaltece, protege y admira la violencia. "Esto lo podemos ver cada día en el tipo de vídeos que consumen los jóvenes, en las películas, en los cómics".

Drill, tik tok y machetes: así captan las bandas latinas a menores en Madrid

Para que los padres estén en alerta por si sus hijos son miembros o pretender unirse a una de esas bandas, hay que tener en cuenta especialmente tres señales:

  1. Cuando un hijo se desmotiva de su actividad principal, que es la escuela, y de su actividad extraescolar. "Esto siempre tiene que ser visto como una señal de alarma".
  2. Si crece el mal trato de los hijos hacia los padres, lo que se llama técnicamente violencia filioparental.
  3. Cuando se empieza a desconocer con quién se relaciona, qué amigos tiene nuestro hijo.
    "Cuando se dan las tres, tenemos que buscar ayuda porque la necesitamos"

    Las señales de alerta para percatarse de que están siguiendo a gente violenta en redes sociales son:

    1. Si nuestro hijo tiene una habitación online, tecnificada, donde pasa muchas horas aislados y los padres no tienen ningún conocimiento de lo que está haciendo, de entrada, sería un problema no solo porque pueda estar siendo objeto de violencia, sino también porque podría estar sufriendo ciberbullyng o consumir drogas.
    2. El dinero que tiene nuestro hijo que nosotros no le hemos dado.

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      Radiografía de las bandas latinas en Madrid

      Con la aparición de las redes sociales y la facilidad de acceso, la edad de incorporación a las pandillas también se ha adelantado este último año. Un total de 2.500 jóvenes pertenecen a bandas latinas en Madrid: 500 son adolescentes de entre 11 y 13 años, 1.200 entre 14 y 18 años y 800 entre 19 y 25 años.

      La pandemia ha incrementado de manera muy considerable el número de jóvenes relacionados con este fenómeno social. La incorporación de chicas a las bandas igualmente registra un incremento significativo. De hecho, ya existen bandas exclusivamente femeninas.

      El mosaico de armas que utilizan apenas ha variado, aunque sí la facilidad como las adquieren a través de Internet. Hay 50 grupos de 'Ñetas' y 'Lating Kings', y más de 80 de 'Trinitarios' y 'Dominican Don’t Play'.

      Sus señas de identidad también han variado y ya no visten externamente prendas que les identifiquen. Ahora, estos jóvenes intentan pasar desapercibidos para no ser identificados por las bandas rivales ni por la policía.

      Con la pandemia, los pandilleros han dejado de reunirse en parques, polideportivos y plazas públicas para reubicarse en inmuebles vacíos o abandonados, donde preparan sus acciones delictivas.

      ¿En qué consiste el negocio de estas bandas?

      Robos, venta de droga y cuotas. Para pertenecer a una banda hay que pagar una cantidad de dinero a la semana, va de los 5 a los 50 euros dependiendo de la edad. Los jóvenes de 11 años pagan 5 y a partir de 19 la tarifa subo a 50 euros.

      En cuota consiguen unos 185.000 euros a la semana y 9,6 millones de euros al año. Quien no contribuya económicamente recibe sanciones conforme a su rango dentro del escalafón. La peor sanción es el denominado "minuto de pared": recibir golpes durante ese tiempo por parte de tres o cuatro compañeros hasta caer al suelo ensangrentado.