Vídeo: Redacción | Foto:Telemadrid
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Los conflictos forman parte de nuestro día a día: en el trabajo, con la familia, los amigos o la pareja. Discutir es en muchas ocasiones algo inevitable y una consecuencia de la convivencia, sea cual sea su contexto. A pesar de su cotidianeidad, la mayoría de las personas declara que no le gustan los conflictos.

En Madrid mejora tu vida consultamos a nuestra coach experta, Joana Fernández qué nos explica los modelos de gestión de conflictos desarrollado por Kenneth Thomas y Ralph Kilmann en 1974.

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Modelo Thomas-Kilmann

Este modelo propuesto, consta de cinco técnicas o estilos básicos a través de los cuales las personas gestionan o resuelven sus conflictos. Por norma general, dependiendo de la situación, las personas optan por unos u otros estilos.

Estilo competitivo. En este modelo, la persona impone sus ideas u objetivos personales frente a los de la otra parte implicada. Esta técnica puede ser útil en aquellas circunstancias en las que se debe tomar una decisión de forma rápida. También, cuando la persona considera que lo que está en juego es demasiado valioso como para defender su postura hasta el final.

Estilo complaciente. Al contrario que en el modelo anterior, en esta ocasión la persona cede ante las exigencias o intereses del otro. Normalmente, este método se emplea cuando se le concede más valor a la otra persona y se privilegia la relación que a nuestros intereses o creencias.

También se puede utilizar de forma “estratégica” bajo la creencia de que es mejor ceder en el presente, que no ceder mucho más en un futuro.

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Estilo evasivo. No se afronta el conflicto y se evita. A menudo, esta técnica es útil cuando el conflicto es de baja intensidad y existen otros que requieren más nuestra atención. No obstante, la persona no se debe dejar engañar: que se evite el conflicto no quiere decir que este no exista o que se haya solucionado por el mero hecho de esquivarlo.

Estilo comprometido. A medio camino entre el estilo complaciente y competitivo. Busca una solución en la que todos “cedan una parte” a través de la negociación y ninguna consigue el 100% de lo que les interesa, sino que, por intermedio de concesiones mutuas, consiguen alguna parte de dicho valor.

Estilo colaborativo. En este modelo las partes buscan transformar la incompatibilidad de intereses en alternativas comunes que los satisfagan a ambos, es decir, se tienen en cuenta tanto los intereses personales como los del otro y no se busca ceder ante una solución mejor, sino hallar el camino que satisfaga a todas las partes.