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Mantenerse hidratado – y beber entre 1,5 y 2 litros de agua al día-, es fundamental en los meses de más calor. No solo evitaremos la deshidratación que se produce como efecto de la sudoración, sino que contribuiremos a cuidar nuestra salud bucodental.

“Cuando no nos hidratamos correctamente, las glándulas salivales producen menos saliva y por lo tanto, los dientes están desprotegidos: la placa dental se pega más a la superficie de los dientes, las bacterias proliferan con más facilidad y pueden aparecer con más frecuencia”, comenta el odontólogo Luis Cabeza, a Madrid mejora tu vida.

La saliva no solo ayuda a mantener la boca limpia, sino que también neutraliza los ácidos que causan caries y protege el esmalte dental. Sin suficiente saliva, aumenta el riesgo de desarrollar caries, enfermedad periodontal e incluso mal aliento. La hidratación bucal es tan importante como el uso del cepillo de dientes o la seda dental.

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¿Cómo mantengo mi boca hidratada?

El primer paso para mantener nuestra boca hidratada es tomar agua. Esta debe de ser potable y la cantidad ingerida recomendada es de alrededor de dos litros. El agua mantendrá nuestra boca fresca y actuará con efecto limpiador.

Además, es posible favorecer la hidratación bucal con ciertos alimentos. Por ejemplo, las frutas y verduras son ideales para conseguirlo, dado su alto contenido en agua. Algunos ejemplos de frutas y verduras que más agua nos aportan de esta época del año son la sandía, el pepino, tomate o la piña.

Asimismo, se desaconseja el abuso de bebidas azucaradas, energéticas o carbonatadas. Su consumo incrementa la presencia de ácidos en la boca, cuya acción daña los dientes y puede provocar diversas patologías bucodentales.