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Estudios recientes han demostrado que enfermedades como la obesidad, el cáncer y la diabetes pueden estar relacionadas con una baja producción de melatonina.

Para entender en profundidad esta conexión, en Madrid Mejora tu Vida hemos consultado al doctor Alfonso Galán, quien nos explica cómo la hormona del sueño influye en nuestra salud y cómo los cambios en su producción pueden contribuir al desarrollo de estas patologías.

La producción de melatonina

La melatonina es una hormona producida por la glándula pineal, ubicada en nuestro cerebro.

Su principal función es regular los ciclos de sueño y vigilia, actuando como un regulador natural de nuestros ritmos circadianos, controlados por el reloj biológico situado en el hipotálamo.

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La síntesis de melatonina en nuestro organismo depende directamente de la exposición a la luz solar: cuando disminuye la luz solar, aumenta la producción de esta hormona.

En condiciones normales, un reloj biológico saludable asegura una producción adecuada de melatonina, lo que permite la correcta regulación de los ciclos de sueño y vigilia, sincronizando estos con los ritmos circadianos.

Consecuencias de una baja producción de melatonina

Sin embargo, el estilo de vida moderno puede provocar una disminución significativa en la producción de melatonina.

Factores como el sedentarismo, el consumo excesivo de alimentos y bebidas hipercalóricas, el aislamiento de estímulos naturales como el frío, y la manipulación industrial de alimentos mediante aditivos, edulcorantes y potenciadores del sabor contribuyen negativamente.

Además, la exposición crónica y excesiva a la luz artificial durante la noche tiene un impacto profundo en los ritmos biológicos. Actividades como trabajar en horario nocturno, comer tarde, sufrir trastornos del sueño, vivir bajo estrés constante y la falta de exposición a la luz natural son responsables de reducir los niveles endógenos de melatonina.

Cuando la producción de melatonina es insuficiente, el sueño se vuelve superficial y poco reparador. Esto afecta negativamente al reloj biológico, lo que a su vez repercute en los patrones alimenticios y metabólicos durante el día. Este desajuste puede contribuir al desarrollo de enfermedades metabólicas como la obesidad y la diabetes.