Andrés tiene 10 años y una discapacidad visual, pese a sus limitaciones practica esquí alpino, su deporte favorito, en la pista cubierta del centro comercial Madrid Xanadú, con el Club Siempre de esquí para ciegos fundado por su padre.
"Andrés tiene glaucoma congénito, una enfermedad que se la diagnosticaron cuando tenía seis meses, desde entonces comienzan cirugías constantes, hasta los tres años tenía dos al año, pero para él no es un drama, no le impide hacer otras cosas ni le impide ser feliz", dice Alicia Aragoncillo, su madre.
"Me gusta mucho el esquí porque puedo ir muy rápido y eso no lo puedo hacer todos los días. Para mí el esquí es un deporte muy chulo, me encanta y me divierte mucho", confiesa Andrés.
No es capaz de diferenciar los colores
Lo bueno de este deporte es que puede practicarlo con toda su familia. En la montaña, le guía su madre. Su padre va detrás, y sus hermanos mellizos, Juan y Alicia, de 12 años, uno a cada lado. Juan y Alicia también le acompañan a las clases y le ayudan. Cuando crezcan, quieren ser guías.
Sin embargo, a partir de finales de 2018 su situación ha cambiado. "Antes de Navidad tuvo una operación en la que ha perdido mucha visión, ha cogido miedo otra vez, ahora no es capaz de diferenciar los colores, ya no ve al guía por lo que tendrá que llevar un altavoz, pero con la ayuda de Jon Santacana y de su guía Carlos hemos conseguido sacar a Andrés de casa y de volverle a poner los esquíes", comenta su padre, Juan Antonio Herrero.
Andrés descubrió a través de vídeos a Jon Santacana, campeón paralímpico de esquí alpino. De pequeño, Andrés le escribió una carta, Jon le contestó, y a veces se encuentran cuando Jon viene a Madrid. Andrés ha aprendido mucho de él. Es un modelo para él.