Ismael Martínez, atleta ciego y profesor de filosofía
La última vez que Ismael Martínez Liébana vio reflejado en un espejo tenía nueve años. Entonces vivía en una casa cuartel -su padre era guardia civil-, en Tábara, un pueblo de Zamora.
"No me detectaron a tiempo una meningitis. Me afectó al nervio óptico y me quedé ciego", explica este profesor titular de Filosofía de la Universidad Complutense, de Madrid.
"Empecé a hacer montañismo porque mis padres son de León, allí hacía excursiones con mi hermano agarrándome a su mochila. También he hecho medio maratones en Madrid, Cádiz, Castellón, Valencia...", comenta Ismael.
Para este profesor de filosofía, "el deporte es un elemento esencial en mi vida, es un componente sin el cual no podría estar".
Para concluir que "los que hacemos deporte de base, lo hacemos para disfrutar, para entretenernos para compartir. Por eso, el deporte es un fin en sí mismo, como lo es la filosofía".
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