Pepa trabajaba en un hotel de Pamplona realizando tareas de camarera, cuidado de menores y recepcionista en las 24 horas del día durante seis años dormía en los descansos durante seis años. En 2016 el contrato fue extinguido.
El empresario ha sido condenado con una pena de 9 meses de prisión y una multa de responsabilidad civil de 3.000 euros.
La pregunta que nos plantemos en Madrid Trabaja es si realmente tiene proporción la pena que la justicia ha impuesto al empresario con la magnitud de las pésimas condiciones laborales a las que estaba sometida.
De lunes a domingo realizaba labores de limpieza cuando el contrato laboral real era de lunes a viernes.
No se trata solo de legislación laboral, sino de medidas de carácter penal porque esto es impresentable que esto pase en un país como España, destaca María Ortega Marcos, abogada de Pepa.
En general, el sector de la limpieza, concretamente la situación de las empleadas de hogar no tienen su situación regularizada. "Es un sector feminizado donde se da bastante explotación", subraya Ortega.
Como consecuencia, Pepa tiene secuelas psíquicas como depresión controlada y ansiedad.
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