Vídeo: Redacción | Foto:Telemadrid
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Hacemos las maletas y nos vamos a 7.849 kilómetros de Madrid para aterrizar en la capital de Brasil, Brasilia. Con casi 3 millones de habitantes es la única ciudad construida en el siglo XX Patrimonio de la Humanidad, ya que fue inaugurada en 1960. Pese a encontrarse en el interior del país, a más de 1.000 kilómetros de las playas de Copacabana, tiene su famoso Lago Paranoá con una extensión de 48 kilómetros cuadrados. El rock y la capoeira son, sin duda, la banda sonora de la ciudad.

David nos cita a primerísima hora de la mañana junto al Congreso y Senado de la ciudad para que descrubamos uno de los grandes atractivos de Brasilia, su cielo. A continuación hemos conocido la residencial oficial de la presidenta de Brasil, el Palacio de Alvorada y la Plaza de los Tres Poderes, dónde se encuentran el Supremo Tribunal Federal, el Palacio del Congreso y el Palacio del Planalto. Nuestro madrileño ha conseguido que llegáramos a tiempo para ver desfilar a Los Dragones de la Independencia, que es un regimiento similar a lo que sería nuestra Guardia Real. Si hay un edificio en Brasilia que es emblemático esa es su catedral. Un edificio que tardó 12 años en construirse y dónde la luz es la gran protagonista, gracias a sus enormes vidrieras. David nos conduce hasta Formosa, para que disfrutemos del famoso Salto Itiquira, una catarata de 168 metros de altura.

Nuestra siguiente madrileña, Mercedes está en Brasilia por el trabajo de su marido, el vice embajador de la Embajada de Italia. Quedamos con ella a la orilla del lago artificial de Paranoá, que tien una extensión de 48 kilómetros cuadrados. El barrio más famoso de la ciudad, Cuadra 108 fue proyectado por el famoso arquitecto Oscar Niemeyer responsable de las principales construcciones de Brasilia. Una de las curiosidades de esta ciudad es que está dividida en sectores, que están repartidos según su función, bancos, farmacias, hospitales, etc. Nuestra madrileña nos ha contado que Brasilia es el país del mundo con más operaciones de cirugía plástica, cerca de un millón y medio al año. Hemos visitado O Catetinho, la que fue la primera residencia oficial del presidente Juscelino Kubitschek y desde dónde supervisó la construcción de la ciudad. Paseamos con Mercedes por la Feria de Guará, el mercado más antiguo de Brasilia con más de 500 puestos. Uno no puede ir a Brasil sin pisar un estadio de fútbol, así que nuestra madrileña nos lleva al estadio de la ciudad, que será una de las sedes para los JJOO de Río de Janeiro.

Miguel lleva media vida en Brasilia, ni más ni menos que desde 1987. Hemos quedado con él en El Parque Nacional de Brasilia, que se inauguró en 1961 con la idea de que sirviera como vivero para ajardinar la ciudad y está considerado el parque metropolitano más grande del mundo. Nuestro madrileño es un valiente y nos ha llevado hasta el Lago Paranoá, dónde él nada todas las semanas. Este lago artificial tiene zonas en las que alcanza los 50 metros de profundidad y cuenta con la particularidad de ser navegable. Nos subimos en una embarcación para disfrutar de la ciudad desde "el mar" de Brasilia. En el bar preferido de Miguel hemos descubierto que Brasilia es el tercer país del mundo en consumo global de cerveza. Nos hemos ido hasta San Sebastián, a 40 kilómetros de Brasilia y una de las zonas agrícolas. Miguel nos ha llevado al bar en el que trabaja de cocinero, el primer restaurante de tapas español en Brasilia llamado Jamón, Jamón.

En la estación de autobuses de la ciudad nos espera Guillermo. Con nuestro madrileño hemos viajado en metro, que es muy reciente, de 2001, y cuenta solo con 24 estaciones. Además hemos subido hasta lo alto de la Torre de Televisión de Brasilia, desde dónde se pueden ver una de las mejores postales de la ciudad. Durante nuestro recorrido nos hemos encontrado a uno de los grupos de batucada de la ciudad, Batala. La feijoada está considerado el plato nacional de Brasil y normalmente suele comerse los sábados.