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Entramos en un salón de torcedores de puros habaneros que trabaja exactamente igual que hace más de 200 años, realizando un trabajo cien por cien artesanal en Cuba.

Estos torcedores realizan con auténtica destreza unos 120 puro a mano al día. Los enrollan, cortan, introducen en moldes y prensan para que tengan el fabuloso aspecto que vemos en las tiendas.

Además, todo lo que va sobrando de los cortes de los extremos, se emplea después como fertilizante.

En este salón encontramos un oficio único en el mundo, 'el lector de tabaquería'

"Lo más peculiar de los fumadores de puros es que no se tragan el humo", nos ha contado Carlos, uno de nuestros madrileños.

Pero lo más curioso de todo lo encontramos en este salón con un oficio único en el mundo, 'el lector de tabaquería', una persona que entretiene y culturiza leyendo a los torcedores mientras desempeñan su trabajo.

Esta figura data de 1874 y en 2012 fue declarado Patrimonio Inmaterial de la UNESCO.

Una caja de los prestigiosos puros de este taller cuesta unos 200 euros y se exportan por todo el mundo.