La ciudad de Cremona es conocida por su tradición artesanal en la fabricación de violines: en el siglo XVII fue la cuna del violín por los prestigiosos luthiers que allí vivieron, pero también por los bosques de abetos y arces que rodean la ciudad y que son las principales maderas con las que se fabrica este instrumento único. Un arte que es Patrimonio de la Humanidad Intangible de la UNESCO desde 2012.
Visitamos el único museo del violín del mundo, donde hay decenas de salas y podemos recorrer la historia de los instrumentos de cuerda. Allí, además, se celebran habitualmente audiciones, donde los músicos tocan algunos de los violines fabricados por Antonio Stradivari, uno de los más famosos luthiers del mundo y que vivió en esta ciudad del norte de Italia.
Sin duda, el patrimonio de este museo tiene un valor incalculable. Se estima que este Stradivari construyó más de 1.000 instrumentos de cuerda, de los que, a día de hoy, se conservan unos 650. De hecho, en el Palacio Real de Madrid se encuentra un cuarteto de cuerda de Stradivari, para que todos los madrileños puedan disfrutar de él.