¡Dublín! Una ciudad vikinga donde no falta una buena pinta
La capital de Irlanda nos espera para ver cómo viven aquí nuestros madrileños
Foto: Redacción |Vídeo: Telemadrid
Cada semana un reportero del programa viaja a otras ciudades del mundo para ver cómo viven los madrileños fuera de nuestro país. ¿Te animas a venir con nosotros a conocer madrileños por el mundo?
Viajamos a 2.295 kilómetros de Madrid para descubrir una de las ciudades más antiguas de Europa y que recibe cada año casi 4 millones de turistas, ¡Dublín!
Empezamos nuestro viaje con una actividad típica en la ciudad, recorrer sus calles en coche de caballos. Una visita guiada en la que se descubren los edificios más importantes de la capital de Irlanda.
Una de las cosas que más nos ha llamado la atención en esta excursión son las puertas de colores de las casas, ¡y tienen leyenda!
Y no solo una leyenda, sino varias. Una de ella dice que en 1861, tras la muerte del príncipe Alberto, la Reina Victoria del Reino Unido ordenó que todas las puertas tenían que ser de color negro como señal de ruto riguroso, tanto para los ingleses como para los irlandeses, pero en Dubín, rebeldes e insumisos, decidieron hacer todo lo contrario y pintar sus puertas de colores vivos y llamativos.
Otra de las leyendas afirma que los irlandeses decidieron pintar sus puertas de colores para poder distinguirlas si la noche de cervezas se había alargado más de la cuenta.
Nos bajamos del carruaje para poder caminar por el Parque Saint Stephen’s Green, uno de los lugares más conocidos de Dublín, ubicado en la orilla sur del río Liffey.
Otro lugar imprescindible para visitar y fundamental en la historia de la ciudad, el lugar al que llegaron los vikingos en el siglo IX y que significa "Dubh Linn", que significa, laguna negra.
En esta zona, además, guardaban todas sus embarcaciones. Desde aquí se fundó la ciudad en el año 841. Mucho más tarde, en el 1014, el rey irlandés Brian Ború derrotó a los vikingos.
En la actualidad, la laguna ya no existe pero sí que sigue en pie el castillo que construyó el rey Juan de Inglaterra en el año 1204. Entramos dentro para descubrir un lugar que ha funcionado también como Tribunal de Justicia y donde se realizaban ejecuciones.
¿Sabías que Irlanda se sitúa como el tercer país más seguro del mundo, según el ranking de Paz Global?
Ya en el puerto hemos podido ver unas simpáticas focas que se acercan a saludar a los viandantes. Las focas grises viven en una colonia que habita cerca de estas costas. Se alimentan de calamares, pulpos y crustáceos.
Otro impresionante castillo es el Castillo de Howth, el hogar ancestral de la dinastía St. Lawrence. Tan solo se puede visitar el día de puertas abiertas ya que la familia de nobles continúa viviendo en él en la actualidad, aunque han hecho una excepción para ‘Madrileños por el mundo’.
Nos movemos ahora hasta Ballymore para ver el show que ofrece un granjero junto a su perro pastor que va dirigiendo a las ovejas según los silbidos que le da su dueño. Un perro de raza Border Collie, el más inteligente que existe y el más utilizado para desempeñar este trabajo.
Y ¡qué sorpresa encontrarnos con un Hollywood en Dublín! Pero no un Hollywood cualquiera, sino el original. De hecho dicen que este conocidísimo barrio de las estrellas de Los Ángeles empezó a llamarse así porque un hombre de esta zona emigró allí y montó un negocio de caballos con este nombre, un lugar que poco a poco fue cogiendo fama.
Lo más gracioso del Hollywood irlandés es que todos los negocios empiezan con el nombre del pueblo y hasta el pan se llama Hollywood.
Recorriendo las verdes llanuras de los alrededores de Dublín nos encontramos con el Lago Guinness, dentro de la cordillera de las Montañas de Wicklow. Aunque no es su nombre oficial, todo el mundo lo llama así por su parecido con una pinta de cerveza Guinness.
Hablando de esta conocida cerveza, vamos a visitar su fábrica, un lugar impresionante ubicado en una gran nave por la que solamente pagan 50 euros de alquiler gracias al contrato que firmó Arthur Guinness por 9.000 años de validez.
Visitamos también la impresionante biblioteca de la universidad de Dublín, una de las mejores de Europa, y la Catedral de San Patricio, el misionero que introdujo el catolicismo en Irlanda.