En Tambobo Bay, Filipinas, descubrimos una de las tradiciones más típicas del país, la de recurrir a un sanador para tratar todo tipo de dolencias y enfermedades.
Aunque más que una tradición es, en la mayoría de los casos, una necesidad ya que los servicios médicos son limitados en las áreas rurales y más remotas, y donde sí está disponible, como en las principales ciudades del país, hay que pagar por adelantado, algo imposible para muchas familias.
De ahí que se acumule la gente que espera ser atendida por un sanador para aliviar sus males.
¿Cómo son estas sesiones sanadoras?
Lo primero de todo, la persona a tratar se sienta en una silla para ser analizada por el sanador que le indica cuál es su dolencia y una vez localizada, el curandero realiza masajes con ungüentos naturales y diversos movimientos con las manos mientras cita unas oraciones para curar la enfermedad en cuestión.
En cuanto al precio, son completamente gratuitas, aunque sí que se pide la voluntad que se deposita junto a un altar en el lugar de sanación.