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Sofía es la capital de Bulgaria y una de las ciudades más antigua de Europa de ahí las numerosas excavaciones antiguas que se pueden ver por la ciudad dentro de edificios como hoteles, iglesias y hasta en el metro.

Una de estas ciudades romanas se llama Serdica.

¿Cuál es la historia de Serdica?

Serdica se fundó en el año 29 a.C porque las aguas termales de Sofía atraían a los romanos y elegían estos lugares para construir sus ciudades.

Poco a poco, este asentamiento fue creando importancia hasta convertirse en una de las dos capitales de la su provincia romana.

El fin de esta ciudad llega en el siglo V cuando cae frente a los hunos liderados por Atila.

Peo el símbolo por excelencia de Sofía es la imponente Catedral de Alexander Nevski, construida en 1911 con financiación rusa. Llama la atención su grandiosidad y la cantidad de cúpulas que tiene en su parte superior coronada por una gran cúpula central, realizada en oro plateado con 45 metros de altura y un campanario que alcanza los 53 metros.

Su interior está decorado con mármol italiano de varios colores y con otros materiales lujosos como el alabastro.

Otra de las cosas típicas de Bulgaria son sus aguas termales que emanan en fuentes en el centro de la ciudad donde acuden los ciudadanos a llenar sus botellas para beber y para lavarse, ya que dicen que tiene muchas propiedades beneficiosas para la piel.

Y tras ver estas fuentes, pasamos a conocer cómo son los trajes búlgaros típicos y hasta nuestro reportero Saúl Montes, se ha atrevido a probarse uno de estos fantásticos atuendos coloridos.

Como curiosidad, el traje de la mujer se elaboraba con la misma tonalidad que la del esposo para que fueran a juego.

Nuestro viaje continúa en 'El piso rojo' es un museo que se encuentra en Sofía y representa la casa de una familia media de la época del comunismo en Bulgaria en los años 80.

Porque es muy importante conocer la cultura y la historia de los lugares que visitamos.

Nos adentramos en la clásica habitación de un joven de la época donde destaca un gran gramófono, un objeto bastante exclusivo para la época y que no se podía encontrar en todos los hogares de clase media.

Solo aquellas familias que tenían a uno de sus miembros trabajando en el extranjero se hacían con uno.

Y si algo caracteriza a Bulgaria, es la influencia que las civilizaciones que ocuparon el país fueron dejando a su paso como es el caso del Imperio turco que ocupó esta zona durante 500 años.

El resultado se puede ver en la comida, en la música y, como no, en la religión, y por eso visitamos una de las mezquitas de la ciudad donde, para entrar, tenemos que descalzarnos y una de nuestras madrileñas tiene que cubrirse el pelo con un pañuelo.

Cómo iba a finalizar nuestro viaje sin visitar Vitosha, la principal montaña de Sofía donde acuden los búlgaros a practicar deportes de montaña como el esquí.

Para acceder a Vitosha tenemos un gran teleférico que nos eleva 2.990 metros sobre la ciudad.