Todos los secretos de la Ciudad del Vaticano en Roma
La Basílica de San Pedro acoge a 4 millones de visitantes cada año
La Ciudad del Vaticano es la sede central de la Iglesia Católica y es una ciudad propia dentro de Roma, Italia, pero lo más importante es la cantidad de tesoros históricos que alberga.
Cruzamos la 'Via della Conciliazione' hasta llegar a la emblemática Plaza de San Pedro, donde nos recibe línea blanca que delimita el territorio de la Ciudad del Vaticano, una frontera que marcha el inicio de este Estado y que tiene 825 habitantes.
Fue en 1920 cuando esta se establecieron los límites exactos de esta frontera y se determinaron cuestiones como que si cometes un crimen en este territorio de la Iglesia Católica, son ellos lo que se encargarían de juzgarlo, en vez del Estado italiano, es decir, la Ciudad de Vaticano posee un reconocimiento jurídico internacional, así como su jefe, el papa.
Hablando ya de su impresionante arquitectura, la Plaza de San Pedro fue proyectada en el siglo XVII por el gran artista Gian Lorenzo Bernini, con una columnata que se compone de 284 grandes columnas sin estrías y que fue diseñada con el objetivo de simular dos brazos que te acogen a tu llegada a la plaza.
Además, 140 figuras se alzan sobre la columnata mirando hacia dentro, como observándote también en lo alto de la Basílica de San Pedro junto a su cúpula, la más grande del mundo.
Ya en el interior de esta histórica y majestuosa basílica que tardó 120 años en construirse, y que es visitada por millones de turistas al año que quieren descubrir todos los tesoros artísticos que alberga.
Pero si alguno de los visitantes quiere venir a rezar, también es posible en una capilla habilitada en su interior única y exclusivamente para el rezo, donde no se pueden tomar fotos y hacer 'turismo' para proporcionar a los que quieran ese momento de unión con Dios y de reflexión en tranquilidad y sin ser molestados.
Una de las piezas centrales de la basílica es el baldaquino de bronce del altar de San Pedro, donde se celebran las misas y que está ubicado en el centro del templo. Bernini tardó 11 años en construirlo.
Recorremos también bajo la basílica algunas de las tumbas de los papas que hay aquí, como la de San Pedro y terminamos admirando una de las obras de arte por excelencia, la Piedad de Miguel Ángel, elaborada por el escultor entre los años 1498 y 1499.
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