El príncipe Raniero III de Mónaco empezó esta colección privada de coches que, a su muerte, continuó su hijo, Alberto II de Mónaco. Una exposición de vehículos de lujo que está abierto al público pagando una entrada de 8 euros.
Y es que en Mónaco hay dos pasiones, los coches y los yates y, entre los coches, los monoplaza que celebran todos los años el gran premio de Fórmula uno en su bahía.
Por lo que a la entrada de esta exposición no podía faltar una sección dedicada a estos monoplaza de distintas escuderías y pilotos, como, por ejemplo, de Charles Leclerc uno de los favoritos en la ciudad.
Pero no solo hay coches de Fórmula uno porque es sorprende ver auténticos diamantes automovilísticos como el Ferrari Monza SP2 del que solo se fabricaron 599 unidades y que cuesta la friolera de 1.6 millones de euros, por lo que solo está al alcance de unos pocos, entre ellos, Cristiano Ronaldo que se hizo con uno hace unos meses.
Aunque también podemos encontrar coches más clásico como un Fiat 600 utilizado por Rainiero, su mujer, Grace Kelly, y sus hijos. Un recuerdo familiar.