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Cracovia es la segunda ciudad más grande de Polonia con alrededor de 776.000 habitantes. Se la conoce como la niña bonita del país, llegando a ser capital más de medio siglo. La ciudad es conocida por sus luces y sus sombras, pero su centro histórico es Patrimonio de la Humanidad desde 1978.

Las minas de sal de Wieliczka es un destino no tan visitado de la ciudad, a pesar de que también es Patrimonio de la Humanidad al ser las más antiguas del mundo. Desde el siglo XIII han estado siendo explotadas. Se encuentran a 327 metros de profundidad y se visita como una ciudad subterránea con una longitud supera los 300 kilómetros.

La entrada a las minas cuesta 100 eslotis, aproximadamente unos 18 euros. El tipo de sal que se encuentra en estas minas es marina. A pesar de encontrarse tan lejos del mar, en el pasado esta parte de Europa estaba inundada por el océano. Un sistema de polea actúa como mecanismo para hacer funcionar el ascensor, que antiguamente servía para subir y bajar los camiones de sal.

Dentro de las minas se encuentra la capilla de Santa Kinga, la patrona de los mineros, está construida enteramente con sal a 101 metros bajo tierra con 54 metros de longitud. Para su construcción se tardaron casi 70 años. En la actualidad aún se pueden celebrar bodas para los amantes de la originalidad.