La Quinta de Vistalegre, la joya real de Carabanchel
Te contamos la historia de la Quinta de Vistalegre, la finca que escogió Carmen Mola para ambientar el primer asesinato de la Novia Gitana
Foto: Imágenes de la Comunidad de Madrid |Vídeo: Telemadrid
Carabanchel se ha convertido hoy en el escenario de nuestra sección Tan lejos, tan cerca, presentada por nuestra querida Claudina. Con ella hemos aprendido que originalmente este distrito de la ciudad eran dos municipios independientes de Madrid y que no fue hasta 1948 cuando se anexionaron a la capital. Tan solo Alejandro no ha sabido contestar correctamente a esta pregunta, mientras que el resto han sumado 50 puntos a sus marcadores.
Pero, ¿sabías que Carabanchel tiene una gran joya ‘real’?
Se trata de la Quinta de Vista Alegre, el cuarto Jardín Histórico más grande de la ciudad de Madrid y declarado Bien de Interés Cultural, en 2018. Y, es que, durante el siglo XVIII, Los Carabancheles - que era así era como se conocía a los municipios de Carabanchel Alto y Carabanchel Bajo- se convirtieron en el gran reclamo de la burguesía y nobleza madrileña debido a su belleza y tranquilidad, además de por su cercanía a Madrid.
Por eso no es de extrañar que, a mediados del siglo XIX, el médico del Rey Carlos IV adquiriera una pequeña finca en Carabanchel Bajo y en ella construyera su propia casa de campo. Pero no fue su único propietario. Con los años, esta finca fue pasando de propietario en propietario hasta que llegó a manos de Josefa Martínez Arto. Ella y su marido la convirtieron en una finca de recreo con una casa de baños, un casino, una gran huerta y un jardín. Fueron ellos quienes bautizaron a este espacio verde como la Finca de Vista Alegre.
Sin embargo, el negocio no fue rentable y se vieron obligados a vendérsela a la reina María Cristina de Borbón. Fue ella quien se encargó de comprar espacios adyacentes para agrandarla y convertirla en un Real Sitio rodeado de jardines con fabulosas arboledas y hasta un canal navegable. También convirtió el casino en su palacio, pero pronto se le quedó pequeño y mandó construir otro más grande y moderno, el conocido Palacio de Vista Alegre.
Una vez en el exilio, la reina cedió la finca a sus hijas, Isabel y Luisa. Fue esta última quien se la quedó, aunque al final se la vendió al Marqués de Salamanca. Él fue el verdadero ‘arquitecto’ de este espacio verde: se encargó de su restructuración y de añadir buena parte de los elementos ornamentales que lucen hoy en estos jardines, creando una perfecta armonía que les llevó hasta su máximo esplendor. Allí se celebraron fiestas e importantes eventos.
Pero una vez más, y tras la ruina del Marqués que se había visto obligado a convertir el Palacio de Vista Alegre en su residencia habitual durante sus últimos años de vida, sus hijos no pudieron hacer frente a las deudas y decidieron venderla al Estado, que la convirtió en un espacio dedicado a la beneficencia. Además, se fragmentó y esto dio lugar a la aparición de nuevos edificios, centros de enseñanza, una residencia de mayores y hasta al Centro Público de Educación Especial y de Reeducación de Inválidos.
Y, es que, a día de hoy se siguen realizando trabajos de rehabilitación para recuperar su esplendor original. Aunque tal es su belleza (aunque sea decadente), que en ella está ambientada el comienzo de La Novia Gitana, el primer libro de la homónima trilogía de Carmen Mola (Premio Planeta 2021 por La Bestia).