Cuando Metro de Madrid cierra sus puertas al público, empieza el turno para cientos de operarios que cada noche realizan los trabajos de mantenimiento de catenarias y de los 298 kilómetros de vías.
A la 1.30h. de la madrugada todo queda en silencio y se cierran las estaciones al público. Pero lejos de imaginar los vagones o andenes desiertos, Metro registra mucha actividad. De noche unos 1.800 empleados de limpieza y mantenimiento se encargan de poner a punto toda esta gran infraestructura.
El desgaste por el uso diario requiere intervenciones para evitar posibles incidencias y que todo funcione a la perfección.