Vídeo: Redacción | Foto:Telemadrid
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Han pasado 100 años desde que arrancó la construcción del Metro de Madrid. Meses después de poner el primer ladrillo, el rey Alfonso XIII inauguraba en octubre de 1919 la primera línea entre Puerta del Sol y Cuatro Caminos. Y por fin, el 31 de octubre de ese mismo año, se puso en funcionamiento con 56.220 usuarios y una recaudación de 8.433 pesetas. Hablamos del cuarto tren subterráneo que se puso en marcha en Europa, después de los de Londres, Budapest y París. Todo un entramado que nos hace la vida más fácil y que celebramos esta semana con nuestra reportera Paz Llamas, que ha cogido su cámara para mostrarles lo que más de dos millones de usuarios diarios no ven.

Algunos de los 1.899 maquinistas de Metro comienzan su jornada a las 5.30 de la mañana. Acompañamos a uno de los últimos 360 que entraron en 2016 por oposición y que antes han pasado por unas aulas de instrucción. También accedemos al simulador, en el que nuestra reportera comprueba cómo es conducir un convoy con una tecnología que ha sido exportada a varias ciudades del mundo como Lima, Quito o Santo Domingo.

Nos colamos también en el puesto de mando del Metro desde donde se controla todo lo que pasa en la red. Creado en 2010 y con 5.000 cámaras, son capaces de visionar casi el 90% de su superficie. Un impresionante lugar que por motivos de seguridad no podemos desvelarles dónde está, pero sí entrar para contárselo, convirtiéndonos así en uno de los pocos equipos de televisión que lo han logrado.

Y qué ocurre si falla algo que no esté relacionado con los trenes. Conocemos el funcionamiento del Commit, el centro desde el que se monitoriza y gestionan todas las incidencias relacionadas, por ejemplo, con máquinas expendedoras, torniquetes, escaleras mecánicas o pozos de bomba. Una impresionante sala situada en Campo de las Naciones y que registra cada día unas 600 incidencias.

A pie de andén, acompañamos a una supervisora comercial, es decir, lo que antiguamente era una jefa de estación. Un cargo poco habitual cuando empezó a funcionar el Metro pues eran pocas las mujeres que optaban a puestos de mando. Entonces casi todas eran taquilleras y les exigían, por cierto, no estar casadas para “no desviarse en sus funciones”, pero, afortunadamente, los tiempos han cambiado.

¿Y saben qué ocurre cuando ustedes pierden algo en el Metro? Hasta 1931 nadie se encargaba de recoger y guardar los objetos extraviados, pero hoy en día, y con una media de 40.000 objetos perdidos al año, existe una oficina en Plaza de Castilla para que el cliente pueda ir de inmediato a reclamar su pérdida o a entregar un objeto que haya encontrado. Y estén atentos, porque se han llegado a encontrar 1.500 euros en efectivo, y a veces, la recompensa es mayor de lo que imaginan.

Seguro que todos han escuchado la voz que anuncia la llegada a la estación, pero, ¿saben quién se esconde detrás de ella? Se trata de Javier Dortú, voz también de Al Pacino, y atención, de Blas, el compañero de Epi en Barrio Sésamo. La misma voz que escuchamos en los vagones de Metro desde 1974.

Sin embargo, a la 1.30h. de la madrugada todo queda en silencio y se cierran las estaciones al público. Pero lejos de imaginar los vagones o andenes desiertos, Metro registra mucha actividad. De noche unos 1.800 empleados de limpieza y mantenimiento se encargan de poner a punto toda esta gran infraestructura.

Para terminar, visitamos una estación que desde 1966 no ha vuelto a abrir aunque los trenes siguen pasando. Es la estación de Chamberí, también conocida como “andén 0” o “estación fantasma”, en la que los usuarios pueden ver cómo eran estas instalaciones a principios de siglo XX. Es la historia de un Metro que durante la Guerra Civil fue refugio de la población, al ser el lugar más seguro para los bombardeos, y que esconde nichos como los de la cripta del Convento de la Merced en la estación de Tirso de Molina, o restos paleontológicos de hace 13 millones de años en la estación de Carpetana.