El embalse de Pinilla, algo más que una presa en pleno valle de Lozoya
Se construyó a raíz del año 'de la gran sequía', 1964
E.E
Si nombramos 'La Pinilla' pensamos rápidamente en la estación de esquí. Pero en esta ocasión hablaremos del embalse, de aguas tan gélidas como la nieve que se deposita cada año en Valdesquí.
Se trata de un lugar privilegiado, rodeado de picos majestuosos de la sierra de Guadarrama y enclavado en el curso alto del río Lozoya.
Nos cuentan los más mayores que hace muchos años este era el lugar donde las mujeres acudían a lavar la ropa, y que en invierno, a menudo tenían que romper los bloques de hielo que dejaban helado el pantano. Pero, ¿qué más sabemos de este lugar?
Nació a raíz de una gran sequía
Los más mayores recordarán el año de la gran sequía, allá por 1964. Los madrileños tuvieron que someterse a numerosas restricciones y este fue precisamente el año en el que se construyó la presa de Pinilla, muy cerca de un pueblo de cerca de 200 habitantes: Pinilla del Valle. Este embalse tenía además una gran ventaja: se podía derivar parte del agua al canal de Canencia y de ahí, a otro embalse, el de Riosequillo.
La Pinilla es uno de los cinco embalses del río Lozoya, junto con El Atazar, Riosequillo, El Villar y Puentes Viejas.
La presa, construida en hormigón, tiene 30 metros de altura y 295 de longitud, y puede almacenar 38 hectómetros cúbicos. Tardaron tres años en finalizar las obras. Al principio, el sabor del agua que procedía de este embalse era 'peculiar', por culpa de la proliferación de algas en el suelo. Y aunque no entrañaba ningún peligro para la salud, el Canal de Isabel II tuvo que poner en marcha un sistema para neutralizar olor y sabor. Fue uno de los primeros embalses en probar este sistema de ozonización y filtración de carbón activo granular.
Algo más que una presa
El embalse de Pinilla, más allá de su importantísima función para abastecernos de agua, resultó ofrecer un enorme abanico de posibilidades. Es un lugar ideal para senderistas, deportistas y para todo aquel que necesite salir de la ciudad a 'oxigenarse'.
Desde el embalse, se puede seguir, por ejemplo, la famosa ruta del 'Valle de los Neardentales', que desemboca en el yacimiento arqueológico en donde se conservan los restos humanos más antiguos en la Comunidad de Madrid (y que se puede visitar, pero con guía).
Y el embalse ofrece un atractivo más: la Comunidad de Madrid permite realizar deportes de agua como el piragüismo y el paddle surf. Es un entorno realmente privilegiado para realizar estos deportes, en el corazón del Parque Nacional de Guadarrama, un lugar en donde se respira tranquilidad, presidido por el segundo pico más alto de la Sierra de Guadarrama: El Nevero (2.209 metros), el lugar desde donde, según dicen los más ancianos, los nobles hacían bajar bloques de hielo en mulas hasta la ciudad.