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Tras su fachada señorial, hay muros de más de un metro de espesor. Esto ayuda a aislar el interior de La Casa del farmacéutico de las bajas temperaturas que registran por aquí incluso durante algún mes de verano.

Una casa rural singular y con mucha historia, que fue construida hace varios siglos por los monjes del Monasterio de El Paular. Mientras enciende el fuego en las tres chimeneas que tiene la vivienda, Enrique, su propietario, nos cuenta que tras pasar por varias manos, incluida la nobleza, decidió abrir sus puertas como alojamiento turístico para que el público pudiera disfrutarla.

La vivienda, decorada con los exquisitos muebles de la época, dispone de 4 habitaciones y tiene capacidad para 12 personas. Sin duda, un rincón único en pleno valle del Lozoya ideal para hacer una escapa de ensueño incluso estando a bajo cero.