Las joyas y anécdotas que esconde el Parque del Oeste

El Parque del Oeste fue el primer parque de Madrid que se construyó para uso y disfrute de los ciudadanos. Sus colinas verdes en realidad eran montañas de basura y escombros que tiraban los madrileños, hasta que en 1905 se decidió plantar sobre ella árboles y construir este gran parque que tiene 98 hectáreas y 4 kilómetros de contorno y que también ofrece una gran cantidad de joyas históricas y de la Naturaleza.

Desde la Fuente de la salud hasta la estatua al Maestro

Entre las curiosidades de este parque, además de conservar tres nidos de ametralladora de la Guerra Civil, está la famosa Fuente de la Salud. Dicen que estas aguas servían para todo. Incluso se planteó la posibilidad de hacer un balneario con sus aguas, que provienen de un manantial cercano. Pero en 1960 se descubrió que esas aguas se habían contaminado con los colectores de Madrid. Por eso, dejó de ser agua potable. El manantial, por cierto, está en el mismo parque, a escasos metros de la fuente.

Pero el Parque del Oeste, además de ser refugio de infinidad de especies exóticas de árboles, como el membrillero de Japón o el ciruelo de Azerbayán, y de aves como el carbonero, el herrerillo o el autillo, también esconde algunas anécdotas históricas muy curiosas. Por ejemplo, la de la estatua del Homenaje a los Maestros. Se trata de dos imágenes: un niño y su maestro. Pues bien, el niño tiene el mismo rostro que uno de los nietos de Franco, Francis Franco. El escultor, Víctor de los Ríos, se inspiró en él para crear su escultura. La estatua fue inaugurada en 1965 y costó lo que por entonces era una gran fortuna: 1.500.000 pesetas.

Este parque es histórico desde 1985. Fue el alcalde Alberto Aguilera quien encargó a Caledonio Rodríguez su creación. El Templo de Debod (1972) fue un regalo del gobierno egipcio por ayudarles a evitar las inundaciones de la presa de Asuán.