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Este pueblo tiene menos densidad de población que la deshabitada estepa siberiana en la que vivir es casi insoportable. Aquí no hay, bar, ni tienda de alimentación, ni farmacia, ni ningún tipo de servicio, por no haber, no hay ni trabajo.

La gente joven del pueblo se ha ido marchando a otros municipios más grandes o directamente a las ciudades para conseguir un futuro mejor. Rafael, alcalde y ganadero del pueblo a punto de la jubilación, asegura allí no hay buen futuro para nadie desde que se quitó una fábrica cercana y que hasta el panadero ambulante ya les ha dicho que no va a volver a pasar por allí, porque para la venta de un par de barras de pan, incluirles en la ruta no le sale rentable.

De los 14 habitantes que residen todo el año en Villaseca de Henares, más de la mitad pasan de los 80 años, y su esperanza de vida por edad es corta. La ilusión de los habitantes de esta localidad es que se instale una nueva empresa que atraiga a gente joven con niños para que el pueblo no muera para siempre.