Vídeo: Redacción | Foto:Telemadrid
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En 1923 la compañía de electricidad no podía garantizar en época de sequía el suministro eléctrico. Precisamente para solventar este problema, Metro de Madrid compró unos enormes motores generadores de electricidad. Una especie de central de reserva que funcionó hasta 1962 y que aún se pueden ver en la llamada Nave de Motores.