La trashumancia en pleno siglo XXI, una actividad de contrastes
Acompañamos a un grupo de pastores trashumantes en su recorrido de Madrid a Palencia: Más de 500km y 15 días de acampada
De Madrid a Palencia, este es el recorrido que hace nuestro grupo de pastores trashumantes con su rebaño de mil ovejas. Todos los años se hacen los más de 500 kilómetros que separan ambas ciudades a pie, con sus correspondientes 15 días de acampada. Pero como nos demuestran nuestros compañeros de viaje, la trashumancia se ha modernizado bastante en las últimas dos décadas.
Aunque siguen manteniendo algunas de las técnicas tradicionales, como el llevar perros mastines -7 concretamente- para que guíen, cuiden y protejan al rebaño de los depredadores. “Hay lobos”, nos confiesa Javier, uno de los pocos pastores que siguen practicando, en su manera más tradicional, la trashumancia.
El objetivo de este desplazamiento es buscar alimento para el ganado: “Aquí abajo (Madrid) se seca la hierba y buscamos pastos más frescos”. De hecho, estos ‘hierbajos’, cuando se secan, se vuelven perjudiciales para las reses: “la espiga se les mete en los ojos y puede dejarlas ciegas”.
En el camino nos acompaña Jesús Garzón, presidente de la Asociación Trashumancia y Naturaleza y pastor desde hace 20 años. Es él quien nos descubre la parte más moderna de esta práctica.
Actualmente a este grupo de trashumantes les ‘escolta’ un coche de apoyo. En él guardan todas las previsiones que van a necesitar durante el próximo mes: comida, sacos de dormir, tiendas de campaña y hasta una cocina. Aunque lo que más nos ha llamado la atención son unas placas solares que llevan instaladas en el salpicadero del vehículo
Pero, ¿qué otras cosas se han modernizado?
La incomunicación vs. Teléfonos móviles
Antiguamente, el pastor trashumante apenas tenía contacto con su familia a lo largo del año. Por eso, muchos de ellos han sido incapaces de conciliar su vida laboral con su vida profesional. Este es el caso de Javier que, con sus casi 60 años, no ha logrado mantener una relación duradera con ninguna mujer. Y, aunque las condiciones no son tan duras como antes, lo cierto es que es una vida bastante compleja.
“Ahora se va con todas las comodidades. Estás en contacto continuamente (con la familia), gracias a los teléfonos móviles”, nos relatan. “Antes la gente estaba prácticamente nueve meses desconectada de su casa. Salían en octubre y dejaban a la mujer embarazada”. De hecho, y a raíz de esta tradición que les apartaba tanto tiempo de sus casas, nació un dicho popular: “Mujer pastoril, pare en marzo o en abril”.
Cuidado de las reses
Si en el pasado se encargaba de absolutamente todo el pastor, lo cierto es que ahora no es del todo así. Los trashumantes acompañan al ganado durante la travesía, pero gracias al avance de las técnicas, ahora pueden permitirse el lujo de dormir por las noches sin preocuparse demasiado por los depredadores.
El ‘Pastor’ es su salvador. Se trata de una red eléctrica con la que cercan al rebaño por las noches “para que no se escapen”. “Esta alambrada está conectada a un aparato y entonces, cuando las ovejas la tocan, les da un pequeño calambre para que no se vayan”. También nos han querido aclarar que la descarga es tan sumamente sutil que el animal no sufre. Es como cuando a un ser humano le da un calambrazo por culpa de la electricidad estática.
Esto, hace veinte años, se hacía con una técnica muy rudimentaria: “Las redes eran de esparto y había que tener un animal de carga exclusivamente para llevarlas. Encima, al ser de esparto, cuando se mojaban se ponían muy duras” y se volvían más difíciles de trasportar. Además, había que fijarlas con “unos clavos tremendos y la única forma de clavarlos era con una maza” grande.
Pero no es la única medida de seguridad con la que cuentan los pastores hoy en día. “Otra cosa muy importante”, nos relatan “es que muchos de nuestros animales llevan un GPS”. Se trata de un collar que lleva incorporado un dispositivo de seguimiento. Esto, además, proporciona tranquilidad a todo su entorno porque les tienen localizados en todo momento.
Las noches
¿Cómo son las noches para un pastor trashumante? Duermen durante largos períodos en tiendas de campaña: “La trashumancia es un camping prolongado que dura 6 meses. Desde que salimos hasta que volvemos pasa medio año”. Por este motivo, y para la comodidad de todos aquellos que la practican, se ha modernizado mucho.
“Hasta hace 30 años, la gente dormía envuelta en una manta”. Pero no en una manta cualquiera. “Yo empecé hace tres décadas y todavía algunos de los pastores venían con una piel de vaca que utilizaban para dormir. Se tumbaban encima de ella y se negaban a meterse en el saco”. Dormían totalmente a la intemperie, nos han confesado, “como habían hecho toda su vida”.
Pero los más reacios al cambio no solo renunciaban a esto. También lo hacían al ‘Pastor’ -la red eléctrica para proteger al rebaño-: “Se negaban a ponerla porque pensaban que no la iban a respetar los animales. Alguien tenía que estar toda la noche haciendo una imaginaria y cada tres horas se levantaba un pastor a sustituir al compañero y vigilar el rebaño”. De “esto hasta hace 20 años”, recalca.
Si quieres saber más sobre cómo se practicaba antiguamente la Trashumancia, te animamos a reproducir el vídeo. ¡Menuda pasada!
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