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El siglo XIX fue el de la literatura romántica, cuando autores como José de Espronceda hicieron uso de todas las figuras retóricas a su alcance para hallar mil modos de describir el amor más intenso y pasional.

En este contexto escribió Fernando VII las cartas a su esposa María Cristina de Borbón. En el Archivo General del Palacio Real de Madrid se conservan las cartas que el mismísimo monarca escribió a su cuarta esposa.

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Se han llevado al taller de restauración porque van a una exposición. Es costumbre dar a las piezas un tratamiento previo para que estén en el mejor estado posible.

'Reales Sitios' ha acudido a ver cómo se preparan estos documentos bajo la atenta mirada de Juan José Alonso, Director del Archivo General.

Se trata de dos misivas de Fernando VII y una contestación de la que luego fue su cuarta esposa María Cristina de Borbón.

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El 13 de noviembre de 1829 le dice Fernando VII “Cristina mía, pimpollo mío, me alegraré que estés buena, como tu amor desea. A mí me ha vuelto a doler hoy un poco el pie izquierdo, pero no será nada. Si tú estuvieras ya aquí, estoy seguro de que no tendría la menor incomodidad, pues tu dulce compañía me tendría encantado”.

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El Rey español escogió personalmente a esta sobrina suya de veintitrés años, cabellos castaños, ademanes distinguidos y una figura sensual. “Otras veces me han casado, ahora me caso yo”, afirmó el monarca.

A través de la observación de los documentos se puede explorar la personalidad de Fernando VII.Por lo que respecta a María Cristina, es difícil pensar que alguna vez estuviera realmente enamorada de Fernando.

Cartas de Fernando VII en Archivo Nacional | Telemadrid

A la apasionada misiva del monarca la reina responde: “recibida la carta que usted me había prometido y no tengo términos bastantes para dar las gracias de tantas bondades que tiene para mí”.

Veintidós años mayor que ella, en ese momento Fernando VII era ya un hombre con ataques de gota recurrentes.

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A continuación se describen en la base de datos para que los investigadores puedan consultarlas.Esto consiste “en poner todos aquellos datos que nos permiten identificar cada documento y que nos sirvan para que los usuarios puedan localizarla”.

El siguiente paso es digitalizar las cartas para que se pueda acceder al documento, sin necesidad de sacar la misiva de los depósitos documentales.